jueves, 16 de septiembre de 2010

Idiota

Soy uno de esos tipos que pueden llegar a correr el riesgo de considerarse listos. Los éxitos intelectuales son capaces de alimentar una vanidad recalcitrante. Acierto un asombroso número de preguntas en los concursos de la tele, pero desde casa, para no apabullar. Mi intuición y capacidad analítica me hacen adelantarme a los Ministros de Economía en cuanto a tendencias económicas, e incluso a los propios ciclos. Y en mi trabajo, cuando surge una cuestión complicada, mi opinión es de obligada referencia. Mis compañeros y amigos me admiran, y yo se lo digo: no me admiréis en voz alta, que después tiene que ocurrir algo para darme cuenta.

Algo como cuando compré la cámara de vídeo. Yo era un gran aficionado a la fotografía, especialmente a la fotografía vertical. La fotografía vertical me conmueve. Pero entonces compré la cámara de vídeo y busqué planos imposibles e imágenes subyugantes. Antes de darme cuenta estaba filmando rotando la cámara, y no fui consciente de ello sino cuando me puse a editar la cinta y vi a toda esa gente con los pies en el lado izquierdo del monitor y la cabeza en el derecho. Y pensé que tendría que dar la vuelta a la tele, porque esa realidad invertida no servía ni como cine experimental. Y pensé también que después de todo no era tan listo. Era uno más. De modo que se lo conté a mis amigos para que de una vez me creyeran y dejaran de contribuir a hacerme sentir aquello que no soy.

Y es que es mucho más duro darse cuenta de sopetón que tratar de contener la arrogancia a diario. Para esa contención fue muy útil dejarla marchar, pues lo de la cámara no deja de ser anecdótico. Pero cuando a diario me llega su recuerdo, y la pienso andando a brincos y su sonrisa amplia mirándome feliz, con sus pies a la derecha de mi cabeza, y su cabeza a la izquierda - pues los recuerdos son así de caprichosos y experimentales-, me pongo en mi sitio, y me digo - a diario- que, después de todo, no soy tan listo. Después de todo soy un idiota que correría el riesgo de creer lo contrario si no fuera por ella, las imágenes invertidas, y unas cuantas cosas más.





Otros sitios de la autora Reflexiones .  Colabora también en el proyecto La taberna del escocés

5 comentarios:

  1. Amiga Pat: Muy bueno el cuento, como siempre, como todos.
    Me alegra que hable de mí, pues fíjate que mi primer impulso fue entrar en "editar entradas" y girar la foto.
    Saludos

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  2. sorprende

    un relato que te hace mirar las cosas desde otra perspectiva casi fotografica

    Muy original

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  3. Patricia, has conseguido que cada vez que cierro los ojos vea exnovias de lado. Un nuevo icono a sumar a mis pesadillas. Enhorabuena por lo creativa, pero por lo otro... :P

    Un saludo.

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  4. Muchas gracias a los tres. He de reconocer que se me ocurrió tras haber grabado un vídeo así, de lado. Qué idiota me sentí. Sólo que yo, ni acierto las respuestas de los concursos de la tele, ni soy referencia obligada en el trabajo. Idiota a secas.
    Saludos.

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  5. Tuve un primer impulso igual al de Paco; sinembargo, cuando termine la lectura no pude menos que admirar tu creatividad.Felicitaciones Patricia, original y bien narrado.

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