domingo, 12 de mayo de 2013

MIÉRCOLES POR LA TARDE

Cuando ingresé en la firma, apenas había un escritorio muy viejito, de segunda o quinta mano , un sillón idem,dos tristes sillas y un fichero manual que me encargué de organizar.
Nunca me pregunto cual es mi rol, porque soy el que está en todo.
Lo que menos me gusta es seleccionar personas cuando se produce una vacante. Así que pasé tres largos dias concediendo entrevistas ,hasta que hizo su aparición Glinys.
Prometía ser la persona ideal. Simpática, atenta, positiva, puntual. La aprobación fue unánime a pesar que ella nos impuso una condición: los miércoles por la tarde no se podía contar con su persona. Nunca. Los miércoles por la tarde no había Glinys.
Al principio el Jefe contempló la demanda como un detalle acorde con la personalidad. No cualquier empresa podía darse el lujo de una Glinys, de modo que una tarde de miércoles era admisible.
Con el correr de las semanas los miércoles se iniciaban con situaciones anómalas y era que los efectos de Glinys ausente por la tarde creaba síntomas solapados de rebeldía . Hasta era posible que algunos elaboraran un meticuloso montaje teatral; pero sea como fuese, los miércoles se nos extraviaban libros de actas ; datos importantes se escabullian de los archivos de las computadoras, objetos tales como abrochadoras o sellos desaparecían de sus lugares habituales, para encontrarse mas tarde en el office del cuarto piso, en las antesalas de los baños, en el trastero de mantenimiento. Si algún contrato quedaba en suspenso, era en miércoles por la tarde.
Insensiblemente se fue instalando un clima adverso en torno a Glinys;lo peor que nada se podía hacer al respecto. Lo mas significativo resultaba que ella vivía totalmente ajena a nuestras envidias, celos y fantasías. Nadie pudo lograr hacer mella en su buen ánimo. Hasta que Hortensia – la Jefa del segundo piso - ya rebosante de fastidio, quiso saber cual era la causa por la qué Glinys era dueña de los miércoles por la tarde. Contrató a alguien de su confianza y así empezó.
.El domicilio legal de Glinys no coincidía con el sitio donde residía. Ese fue el primer sobresalto. Cuando el investigador pasó su primer informe, el asunto del domicilio cayó mal.
El segundo descubrimiento tenía relación con el automóvil. Glinys tenía registrados a su nombre dos autos. Los dos adquiridos casi al mismo tiempo, en la misma agencia, nuevos y de especiales características : rodados para personas discapacitadas .
Tan luego Glinys valiéndose de tales vehículos, cuando saltaba a la vista su excelente salud. Hortensia en persona subió hasta la oficina de Sueldos y Jornales y revisó prolijamente las liquidaciones de los haberes de la joven
.¿ Podía alguien con un sueldo que no llegaba a los mil doscientos dólares adquirir dos automóviles especiales? No. Rotundamente no. Hortensia estaba verde .
El mismo Jefe fue boyando una ansiedad que hasta entonces nadie le conocía. La ansiedad en él se traducía en un ir y venir al lavabo para lavarse las manos. Llegó a considerar preguntar a la joven a qué dedicaba sus famosos dias miércoles. Luego su dignidad, su orgullo aséptico lo hacían filtrar nuevamente la cordura y desechaba aquellos deslices de su pensamiento. Pero Hortensia estaba muy lejos de la sensatez del Jefe. De modo que como buena taurina decidió cortar por lo sano y emplear sus afilados tacones tras los pasos de Glinys.
A pesar de cuanto ya sabía no le fue fácil pescar a Glinys saliendo del domicilio real. Los vidrios oscuros como las cortinas de los antiguos carruajes chinos eran impenetrables. La siguió a prudente distancia. Atravesaron toda la ciudad por la avenida principal . Salieron por la ruta que bordeaba el camino de la costa. Al final el automóvil se detuvo en un viejo parador que se introducía en el mar.
Bajó Glinys y quizás otras dos personas. O tal vez eran tres . El auto,la neblina y la distancia no le permitieron ver mucho mas.
Hortensia optó por cerrar el capítulo de Glinys.
Ingresamos otra vez en las urgencias de los dias y la empresa volvió a sus públicas rutinas.
Glinys se nos fué opacando. Por alguna razón cada uno de nosotros la ignoraba o le restaba méritos. Bien porque desde el principio quizás magnificamos sus cualidades, o porque prevalece en la especie humana el gusto del menoscabo.
Por eso , la mañana en que el encargado de la cafetería comenzó a insinuarnos lo que tenía visos de comentario social, lo miramos desde nuestros egos de gente superada. Pobre muchacho amargo - pensé - mientras daba comienzo a su relato.
Ayer miércoles , fuimos con mi novia al viejo parador de la playa. Ha cambiado algo. Desde que le quitaron los antiguos bowindows y les instalaron los ventanales panorámicos se tiene la sensación que el mar te va probando sus furias ,pelea por atraparte o te conduce a sus mansedumbres monótonas.¿ Se dieron cuenta? Allí estábamos rendidos al oleaje del atardecer, sorbiendo nuestros capuchinos . Veo muy cerca un hombre en silla de ruedas, tiernamente acariciando las manos de una anciana sentada a su lado. Raro ver dos ancianos tan unidos y tan frágiles. Contemplaban los rituales del mar igual que nosotros. Lasos , dulcificados. De repente, surgiendo de la magia de la penumbra, alguien me habla:
- “Tomasito! Me has atrapado in fraganti !! Aquí estoy haciendo de chaperona de mis Abuelos. Los traemos aquí cada miércoles por la tarde .¿Verdad que son hermosos? Cumplen una cita que se prometieron hace mas de 50 años! El se hace vestir su traje lleno de condecoraciones y se perfuma y se calza su boina tradicional. Desde que ella perdió el habla viven su propia ósmosis de ternura. El Amor en el rescoldo coloquial de las manos , como pregonaría un poeta “