jueves, 15 de noviembre de 2012

LA SIESTA DEL POETA


Los niños jugaban a atrapar la luz. Hacían cestillas con las manos, la aventaban, levantaban efímeras empalizadas, pero ella se les escabullía entre los dedos con astucias de minúscula alimaña. Los chiquillos se empujaban y reían con la fiereza dichosa de los cachorros sanos. La luz volvía a su ser y les embromaba fingiendo una quietud de eras. Los niños, cansados, salieron al jardín y quedé solo en la penumbra de la galería. El haz brillante partía de una rendija y moría a mis pies. En el charco de luz naufragaron de pronto mis buenos propósitos. Supe entonces que tarde o temprano volvería a matar.

lunes, 5 de noviembre de 2012

CUATRO MINI-MICROS


1.
La una, tipi-tipi en el parquet, de madrugada. El otro, toc-toc en el techo con el palo de la mopa. Combate homérico de ninfas y titanes.

2.
Mi vecino es un hombre-lobo. Resulta molesto que aúlle por las noches, pero nos libra de los gorrones que no pagan las cuotas.

3.
Bajamos en el mismo rellano y se dispuso a abrir la misma puerta. Lo hizo con tal soltura que comprendí que era yo el que sobraba.

4.
Siempre veíamos la tele desde la galería que daba al patio. Cuando la película tenía dos rombos, la vecina corría los visillos.