Fotografía de Maxim Landolfi en Pexels
Levanto la manta y bajo ella un rizo de pelo me mira con sus ojos de oro, parece interrogarme como si quisiera saber quien me ha dado permiso para quererla.
Se incorpora y se despereza con un bostezo, da una vuelta sobre sí misma y considera terminado el asunto. Esta de acuerdo, puedo quererla pero más tarde ahora no hay nada más urgente que soñar.