miércoles, 22 de septiembre de 2010

El cazador y los lobos.

Rinalto, fuerte y distinguido, cazador que estaba harto de matar animales con su escopeta. Ya no disfrutaba viendo temblar a los conejos y a los corzos.

Decidió dejar de cazar, pero como llevaba una vida entera ocupado en perseguir fieras y bichos, se sentía sólo, remordido y aburrido. La tristeza le amarró por los pies y le hizo sentirse inútil ¿Qué podía hacer un cazador que no quería matar más?

Una mariposa blanca se coló por la ventana abierta de su casa de campo. Voló a su alrededor y se posó en su hombro izquierdo. Luego se le subió a la frente y al final se escapó por donde había entrado.

Rinalto, corrió persiguiendo a la mariposa y al salir al exterior descubrió el campo esplendoroso. Cientos de mariposas de todos los colores danzaban y jugaban unas alrededor de las otras. Juntas peinaban las hierbas doradas por el sol. Se mecían entre cientos de flores de jardín.

Desde ese día Rinalto decidió ser cazador de instantes bellos, no renunciaría a su oficio. Lo renovaría. Ya no necesitaba escopeta, le bastaba con tener los ojos abiertos. No precisaba de canana, le bastaba guiarse por su instinto. Necesitaría, eso sí, lo conservaba de su experiencia anterior, sigilo, paciencia, valentía e intuición.

¿Querréis saber algunos de los instantes que cazó?

Una hora tardo en ver a un grillo salir de su cueva y cantar, una mañana ver a la araña construir su tela, una semana ver una batalla del milano con las urracas que defendían su nido, seis meses subir a las montañas de su región para encontrar la que mejor devolviera el eco y 3 años en ver como la madre osa le daba mimos a su osezno bajo un roble centenario.

Todos los momentos que Rinalto cazó, los consiguió sin ser visto. Pero el instante más bello, el que justifica el cuento… Sucedió cuando ya era viejo. Estaba empeñado en observar a una manada de lobos aullando a la luna. Se despistó y se acercó tanto a ellos, que al verle los lobos se acercaron y le hicieron reverencia.

Nadie ha vuelto a ver a Rinalto, tal vez sea el jefe de la manada. Algunos dicen que mientras los lobos aúllan a la luna llena, en el monte se escucha el eco de una armónica.

www.manutecuenta.com

6 comentarios:

  1. Hermoso y profundo mensaje que obliga a la reflexión. Muy bien escrito , además. Felicitaciones Manuel. Saludos.

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  2. Gracias artistalight, me anima mucho.
    Kapizán, el mensaje es un cambio de miras. Pasar de ser una raza de cazadores despiadados, a ser cazadores de belleza. Cuando los indios americanos cazaban un animal, le pedían permiso y le daban las gracias. Ese es un modo hermoso de respetar a los demás seres. Si toca cazarlos no será con el gusto de matar.

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  3. que imagenes más bonitas, me gusta mucho como en la brevedad de este cuento has sabido captar la belleza y un sustancioso contenido. Tú vas tirando del hilo y al lector le engancha desde el principio hasta el final

    Felicidades es un cuento muy bonito.

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  4. Muy bien, Manuel. Has conseguido el tono y el ritmo de los cuentos de antaño, de toda la vida.
    Saludos

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  5. Anónimo. Agradezco el cumplido y me alegra que la madeja funcione.
    Francisco. Ese sí es un gran cumplido. Ojalá pueda seguir en esa línea. Gracias.

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