viernes, 27 de noviembre de 2020

Vigilia


Con la madrugada, regresa la quietud y la soledad. En una atmósfera que irradia calma, de forma pausada como en un ritual despliega sus manías: sus viejas zapatillas de felpa, el vaso de agua sobre la mesa y un murmullo de radio al fondo.

Lo normal es que lea, hasta aburrirse. Deambula sin rumbo por el salón. El ventanal, tal que una pantalla de cine, le muestra una ciudad que, al igual que él, parece no descansar.

Encerrado en su pensamiento, lo soñado y lo vivido se entremezcla. Sus fantasmas vagan libres por la estancia, han acudido sin ser invitados, surgiendo de lo más profundo y oscuro de sí mismo.

 Su agitación aumenta con los minutos. Necesita fijar con palabras el mundo, dar salida a tanta historia imaginada, abarcarlo todo.

Mientras escribe, el tiempo queda suspendido, se encuentra en otra dimensión, inmerso en un frenesí del que solo saldrá con el alba, cuando la noche anuncia su fin y la claridad le devuelve a la realidad.

Sale del trance agotado, con el primer café del día despeja sus ideas; y por una vez querría haber conseguido unos resultados tangibles.

 Más allá de una hoja llena de tachones y este insomnio que acabara con él.




Fotografía de Christian Lambert en Unsplash.



15 comentarios:

  1. Es lo que pasa, que en la mente a veces se mezcla lo deseado, leído y vivido, pero es bonito que sea así. Si se escribe luego, salen potajes estupendos.

    Un abrazo

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    1. Ya lo creo, me parece increíble lo que la imaginación puede dar de sí. Pero hay que vivir y leer para darle de comer a la fantasía.
      Un saludo.

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  2. Escribir es una terapia excelente.
    Dormir aún es mejor, y más en estos tiempos.
    Que el insomnio se aleje de todos.

    Saludos.

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    1. Dormir bien es un regalo que, como tantas cosas, solo valoramos cuando lo perdemos.
      Y escribir, se parece a quitar la válvula de la olla, te hace sentir mejor.
      Un saludo.

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  3. Ocurre con frecuencia. A veces no se encuentra la manera de "abrir el melón", y nos pilla la mañana sin haber empezado.
    Un abrazo

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    1. "Que las musas te cojan trabajando", creo que dijo Picasso. Y hay veces que pasan horas y no hacemos nada más que marear la perdiz. Que desesperación.
      Rita, gracias por comentar. Un saludo.

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  4. Me fascina tu forma de describir Ángel. Enhorabuena. :D

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  5. Jo, Margarita, tu si que sabes dar animo.
    Gracias por tus palabras.
    Un saludo.

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  6. Qué malo es el insomnio, todo se vuelve oscuro y para colmo, tampoco nos deja escribir. Buen relato. Ángel, muchas gracias por tus comentarios. Estoy muy agradecida.
    Besicos muchos.

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    1. Gracias, por nada Nani, gracias a ti, por regalarme siempre una palabra amable.
      La noche se hizo para dormir y poco más, no descansar bien afecta a todo.
      Un saludo.

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  7. Se vuelve compañero fiel y llegas a sentirlo tan parte tuya que lo extrañarías si se marcha, yo es que me tenía loca hasta que noche a noche, empecé a disfrutarlo.

    Me gustó tu blog, Ángel

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    1. Dormir menos, si te acostumbras no está mal, pero hay que descansar un mínimo de horas.
      Gracias por tus palabras.
      En cuanto al Blog, no es mío, es un blog colectivo, en el que ha escrito mucha gente y al que el que quiera puede acceder.
      Un saludo.

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  8. La madrugada es una mezcla extraña de quietud y nervios. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Rocío, el blog, como he comentado más arriba, no es mío en exclusiva. Aunque hace tiempo que no participan, hay muy buenos relatos, de gente que sabe escribir.
      Gracias por comentar y por la invitación.
      Un saludo.

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  9. Has captado a la perfecciòn lo que muchas veces sucede a aquellos que nos gusta escribir. A veces el andamio de un relato se escribe mejor en silencio, en ocasiones esa idea recurrente que tiende a buscar salida de nuestro ser necesita de las horas calmas aunque ella misma sea un torbellino. Me ha gustado mucho. Saludos Angel!

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