sábado, 4 de julio de 2020

En bucle
Con los días aumenta mi sospecha de que algo va mal,  ―son los nervios ―me digo. Mientras hacemos los últimos preparativos en el laboratorio, no hago más que darle vueltas. Si hoy tenemos éxito, nos dan el nobel, abriremos la puerta para un sueño ancestral de la humanidad. Como en su día fue ir a la Luna. Viajar al pasado.

Hoy llego tarde, ―es increíble dormirme en un día como este―, con las carreras me he abrasado con el café y he tenido que volar con el coche.
Al entrar al laboratorio, entro de prisa y doy los buenos días, disculpándome antes de que Abel proteste. Tengo la certeza de estar a las puertas de lograr algo grande, grande de verdad.

  Abel siente que con los días aumenta su sospecha de que algo va mal… Marcos hoy llegó tarde, se ha vuelto a dormir
  Han transcurrido años y completado todas las fases, primero negaron la situación y pasaron a culparse el uno al otro, luego se deslizarón por una rutina que les hizo creer tenerlo todo bajo control, hasta caer en un pozo de desánimo del que solo el tiempo y el apoyo mutuo consiguió sacarlos.
En el laboratorio, ya no hay nervios ni tensión alguna, la depresión es un mal recuerdo y Abel prepara café, sin prisa, sabe que Marcos llegará tarde, como todos los días.



Fotografía de Angely Acevedo en Unsplash