Estaba arrodillado y repasaban los mandamientos. Llegados al
quinto no supo que decir. "No matarás", dijo el confesor, y le llegó
el aliento agrio. "¿Has matado, hijo", insistió el cura, y él siguió
mudo. De pronto se dio cuenta de que todo era un sueño y oyó ladrar los perros.
Blog colectivo para contar cuentos, historias y todo lo demás en este filandón virtual
sábado, 5 de abril de 2014
miércoles, 2 de abril de 2014
TABLA DE VERSIFICAR
Le obligaron a estudiar para contable, aunque él siempre
quiso ser poeta. Sus padres tenían un almacén y necesitaban que llevase la
oficina. Así que ahora está atado a su banco y suma, divide y multiplica. Cinco
fósforos más cuatro jilgueros igual a nueve, por dos, dieciocho firmamentos de color.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)