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lunes, 18 de abril de 2011

A LOS CEREZOS

           
A los cerezos que nos ofrecen sus blancos dedos
llenos de vida y caricias,
quiero elevar una plegaria de existencia.
A los cerezos que tocan con sus ramas,
el aire que respiramos, que tocan con su hermosura,
hasta la fibra más dura de nuestra gris musculatura.
A esos cerezos les pido nos invadan con su energía.
A los cerezos que están sonriendo en Japón.
Especialmente a esos, agradecerles las imágenes
que nos muestran su sonrisa blanca y sonrosada,
después de que la negra capa de la muerte,
embozara para siempre una parte de su tierra.
Quizá, por orden de la naturaleza,
su polen traiga este año una misión nueva,
limpiar de partículas radioactivas,
la atmósfera podrida por la inteligencia del hombre.
Que así sea.
Gracias a los cerezos en flor, vemos otras imágenes de Japón. Gracias a los cerezos en flor, hay que hacer un acto de intensa reflexión y de intensa admiración por los hombres que están jugándose la vida intentando que la hecatombe de Fukushima no sea aún de mayor envergadura. Seguramente ellos no vean los cerezos en flor este año, craso error, porque esa visión les haría sonreír, que buena falta tendrán y el contacto con esa hermosura les limpiaría de toda la inmundicia que se han tenido que tragar para intentar detener al monstruo que se ha despertado en Japón.  A ellos, más que a nadie, les vendría bien un atracón de esas imágenes niponas con las calles atestadas de cerezos en flor.
Quiero creer, que al monstruo de Japón, acampado en Fukushima y comarcas, estos hombres que se están jugando su salud y su vida, le están convenciendo de que no debe manifestarse más. De que ya ha hecho mucho daño, sacando tan sólo uno de sus brazos. Que serán capaces de sujetarle para que sus oscuros átomos de destrucción, creados por los hombres, no lo olvidemos, se vuelvan a dormir en los brazos de esas preciosas imágenes de los cerezos en flor.
Desearía, que las flores que auguran frutos, curasen tanta tragedia. Que en los cerezos estuvieran las moléculas que contrarrestaran tanto sufrimiento, pero aunque esto no sea posible, al menos mientras contemplamos ese mar blanco y sonrosado que llena las calles de Japón, se nos va la imagen de ese otro mar donde las moléculas radioactivas están destrozando el intenso y precioso azul del Pacífico.
Aquí en nuestra comarca, los cerezos, también están igual de hermosos, no dejéis de extasiaros un rato ante cualquier cerezo, para llenar  las pupilas de energía y calma.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo

domingo, 6 de febrero de 2011

VOLUMEN


La insistencia de su presencia, me estaba poniendo nerviosa. Cada vez que me sentaba en la mesa, lo encontraba pegado a mí. Lo devolvía a su estantería. Pero no servía de nada, él terco en perseguirme.
Decidí abrirlo e intentar saber porqué me perseguía. Fue realmente apabullante:
- Vaya menos mal que te has decidido, llevo detrás de ti ni se sabe.
Miré en todas direcciones, en la habitación no había nadie. Era él, el libro, aquel volumen lleno de letras el que se dirigía a mí.
Veguellina de Órbigo - León
Manuela Bodas Puente

viernes, 7 de enero de 2011

EL SUEÑO DE ORDO, EL NIÑO SORDO


 Ordo camina todos los días unos cuantos kilómetros, desde su cabaña hasta el pozo del agua. Antes de ir a la escuela, debe acarrear, cada día, el agua necesaria para la jornada. Aún no ha salido el sol, cuando se pone en camino con una gran vasija que porta en la cabeza. Un día, nota una nueva vibración detrás de él en el camino. Ordo se para, tiene miedo de volver la cabeza y encontrarse con una alimaña, poco a poco supera el miedo y vuelve la cabeza, para su alegría, se encuentra con un sueño: un hermoso perrito de hocico chato y pelaje corto, le mueve la cola en señal de saludo.
            - Hola amigo, me llamo Erro, guau, guau ¿Te gusta como ladro? Por favor déjame que te acompañe, estoy solo y me da miedo andar por la vida así.
            Ordo quedó boquiabierto y sus enormes ojazos enviaron un cariñoso saludo al chucho.
-Hola – le dijo con gestos. No sé lo que me dices porque soy sordo, pero por favor no te vayas, me gustaría tanto que te quedases a mi lado para acompañarme a por agua todos los días. No sabes que triste es andar este camino cada día solo.
Erro lo miraba atónito, nunca antes había visto a ningún humano gesticular tanto ¿Qué le pasaría al chico? Además no lograba oír ningún sonido de esos habituales en los humanos. De todos modos resolvió seguir a su lado porque la mirada de aquel muchacho le daba paz.

Manuela Bodas Puente – Veguellina de Órbigo.