sábado, 23 de abril de 2022

La pequeña Frankenstein

La luz regresa y yo permanezco en el desconcierto.

La película aún la tengo clara, la criatura atravesada por el rayo vivificante, sus ojos abriéndose…


Meter los dedos en el enchufe no es lo mismo, aparte del latigazo que me ha sacudido.

La muñeca mantiene la mirada vidriosa, no respira, ni hace nada.

Mamá, ha llegado zapatilla en mano. Ella sí que me va a devolver «a la vida».


lunes, 18 de abril de 2022

Las cualidades del humo

Fotografía de Sander Sammy en Unsplash

 En su trabajo y para asuntos como este, un sombrero Fedora es indispensable, lo mismo que es imprescindible el cigarrillo, porque en casos así fumar es un clásico y es muy oportuno que el humo del tabaco sea el responsable de unos ojos vidriosos


Ella ciertamente se merecía otra cosa, en los días que llevaba siguiéndola había sido incapaz de encontrar nada reseñable, salvo que era ancha de caderas y lucía un peinado anticuado qué no le favorecía. Lo de su risa atolondrada, hasta le proporcionaba cierta gracia.

Justo lo contrario que el amargado que lo contrató, un tipo elegante de mirada dispersa, obsesionado con saber que hacía su costilla cuando él no estaba.


En aquella tarde oscura tanta tranquilidad alteraba sus instintos, algo no terminaba de funcionar.  

Cuando entró, el apartamento se diría que contenía la respiración, apresaba el silencio. La luz de los neones jugaba a las sombras con una persiana mal ajustada.

Papel pintado y un centro de flores ajadas trataban de dar sensación de hogar, algo que un zapato fugitivo y una silla fuera de lugar echaban a perder.

―Hoy, no ha sido un buen día. ―se dijo.

El peinado de ella definitivamente parece arruinado. Y, ojo de puta, como él lo llamaba, por fin había logrado centrar la mirada.


No aguanta ver sus sangres mezcladas empapando el suelo. La boca le amarga.

Necesita un trago con urgencia.


En la calle, los indigentes rebuscan en la basura, los perros se persiguen el rabo y la gente pasea indiferente… la vida no se da por aludida.

Mientras se aleja, crece el ruido de sirenas, se sube el cuello de la gabardina y recoloca el sombrero. El humo de un cigarro protege al mito en su huida, oculta la tristeza, debe mantener a flote su imagen de detective duro.



Pd.: Relato presentado fuera de concurso en el blog: El tintero de oro, en la edición dedicada a la novela El Halcón Maltes de Dashiell Hammett.

viernes, 15 de abril de 2022

El bosque de Verdún

 

Fotografía de @soblowingclouds

Cuando en el aire reverbera el tañido lento de las campanas, creo llegado el momento.

Con un sol que declina. La tarde avanza serena. A mi lado, pinos torturados por los años custodian el sendero.

El camino juega conmigo, sube y baja al ritmo de cráteres extintos, se difumina en un laberinto. Hace rato que no encontraría la salida.

El bosque es un ser vivo que palpita hermético, un ente indefinido que controla todo lo que  penetra en él.

Estoy siendo puesto a prueba, avanzo con la seguridad de ser observado. Susurros de conversaciones furtivas se deslizan por las ramas.


Sumergido en las sombras me sacudo el barro del ánimo, y solo consigo manchar más cada palabra. Busco respuestas entre las acículas.

«¿Qué necesidad me empuja?»

Quizá dejaron de interesarme mis propios sueños y he pasado a convertirme en una suerte de oráculo que en vez de visionar el futuro, revivo el pasado.


Con la caída del sol se ha levantado una leve brisa y el aliento forma nubes evanescentes.

En el ambiente se condensa un lamento triste, es un lamento apagado; un lamento emitido en el idioma no escrito del dolor.

 Con él una niebla deshilachada me rodea, retuerce las formas, de la oscuridad brotan volutas informes que a cada paso afinan su corporeidad, son los caídos, portan sus viejas armas cubiertas de óxido y derrota. No hay gloria en la visión de estos rostros marcados por el abandono.

Mis huesos se unen a la queja y protestan. Acurrucado en una cicatriz del suelo, siento el rumor perdido de antiguas explosiones. El olor a quemado satura el espacio, de la nada surgen monstruosos carros de combate. 

Una tras otra, multitudes uniformadas, como en un espectáculo sin fin, esparcen el sabor agrio de la muerte. Las horas caen heridas. Cada imagen vomita su delirio de cuerpos mutilados, la tierra se suspende en el vacío. Llueven aviones desmembrados y en su caída siembran el silencio en el campo. El aire tenso hasta ahora, queda perplejo, por fin se respira calma.


La razón ha luchado durante horas por no perderse. Las primeras luces me arrancan de la locura.
Tras una noche alucinada, ejerciendo de oficiante en el fango, parece alcanzada la catarsis purificadora. Tras haberle prometido no olvidar lo soñado, lo vivido; el bosque se muestra generoso como un dios clemente y me devuelve al camino.

sábado, 9 de abril de 2022

Error de coordenadas

Fotografía de Mikhail Nilov en Pexels

 Aún suena la alarma que me ha sacado del sueño inducido, al parecer debería de haber llegado a destino.

En la pantalla parpadean con furia avisos urgentes. En uno la Federación transversal me pide que me mantenga en la posición hasta nueva orden; en otro, La santa corporación liberal, pide que regrese inmediatamente, como si regresar fuese posible.

Por el contexto deduzco que en la tierra ha vuelto a estallar otra guerra civil.


Mientras, los sistemas vuelcan datos que no necesito leer para comprender la situación. Lo que se ve a través de la cúpula panorámica no necesita ser explicado y me hace sentir cabreada, muy cabreada…


Mañana tendría que celebrar en la base, con los compañeros, la llegada y mi cumpleaños, ahora no hay nada que celebrar.

En años luz, alrededor de la nave, no encuentro ni una mota de polvo, solo la inmensidad del vacío. Totalmente desorientada, tardaré horas en saber en qué cuadrante he acabado y lo que peor llevo es que este año tampoco comeré tarta.




Pd.: Relato escrito siguiendo la propuesta del blog: Acervo de letras, VadeReto del mes de abril. Relato de Ciencia ficción en el que un pasajero alcanza su destino, mira por una escotilla y...


martes, 5 de abril de 2022

La puerta de las maravillas

 Ahí, dónde confluyen los caminos. La leyenda cuenta, que un crucero de piedra señala la puerta secreta, y que por ella es posible asomarse a otros mundos.

Alicia, ya anciana, se dirige a ella sin esperanza. Busca iluminar los rincones oscuros de su infancia. En un atardecer irreal de lapislázuli. Un leve aroma de alhelíes la incita a continuar; a no darse por vencida.

En el cielo, Venus, recién levantada brilla solitaria. Debe ser la hora mágica. Un unicornio mítico recorta su silueta en el horizonte. Una lágrima de felicidad le susurra que no soñó.




Pd.: Relato escrito siguiendo la propuesta de: El blog de lidia, Escribir jugando, correspondiente al mes de abril. El relato debe tener menos de 100 palabras y hacer alguna referencia al Lapislázuli, opcionalmente puede haber una referencia a la flor del Alhelí.