Mostrando entradas con la etiqueta El tintero de oro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El tintero de oro. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de julio de 2022

El Club de la Microficción Nº 4

 


Muy buenas a todos, hace ya unos días que David Rubio cerro la quinta temporada de su blog: El tintero de oro. 

Para que no nos aburramos en las vacaciones ha publicado una nueva recopilación en la que también tengo el honor de participar.

Aquí os dejo el enlace para su descarga gratuita en Lektu.

Lektu - Descargar Ebook El Club de la Microficción nº 4: Fan Fiction

En este enlace se puede leer sin necesidad de descarga. 

El club de la Microficción 4 Fan Fiction (yumpu.com)

Espero que os guste. Feliz verano a todos.



jueves, 23 de junio de 2022

ESCRIBIENDO RELATOS A HOMBROS DE GIGANTES

 



Buenas, David Rubio vuelve al ataque con una nueva recopilación de relatos, en la que también participo.

Espero que os guste y la disfrutéis, aquí dejo el enlace para su descarga gratuita:

Lektu - Descargar Ebook Escribiendo a hombros de gigantes nº 4: Truman Capote y Desayuno en Tiffany's

sábado, 28 de mayo de 2022

EL CLUB DE LA MICROFICCIÓN Nº 3: ¡LEYENDAS URBANAS!

 


Hoy os presento otra colección de historias recopiladas por David Rubio a través de su blog: El tintero de oro. En este numero se incluye un micro escrito por mi, presentado en su momento en este blog.

Aquí dejo el enlace para la descarga gratuita en Lektu:

Lektu - Descargar Ebook El club de la Microficción nº 3: Leyendas urbanas

También se puede leer en Yumpu, sin necesidad de descarga:

El club de la microficción nº 3 Leyendas urbanas (yumpu.com)

Quiero dar las gracias a David Rubio por el trabajo que se toma a la hora de confeccionar la revista  sus ilustraciones.

Un saludo a todos, espero que os guste.

lunes, 18 de abril de 2022

Las cualidades del humo

Fotografía de Sander Sammy en Unsplash

 En su trabajo y para asuntos como este, un sombrero Fedora es indispensable, lo mismo que es imprescindible el cigarrillo, porque en casos así fumar es un clásico y es muy oportuno que el humo del tabaco sea el responsable de unos ojos vidriosos


Ella ciertamente se merecía otra cosa, en los días que llevaba siguiéndola había sido incapaz de encontrar nada reseñable, salvo que era ancha de caderas y lucía un peinado anticuado qué no le favorecía. Lo de su risa atolondrada, hasta le proporcionaba cierta gracia.

Justo lo contrario que el amargado que lo contrató, un tipo elegante de mirada dispersa, obsesionado con saber que hacía su costilla cuando él no estaba.


En aquella tarde oscura tanta tranquilidad alteraba sus instintos, algo no terminaba de funcionar.  

Cuando entró, el apartamento se diría que contenía la respiración, apresaba el silencio. La luz de los neones jugaba a las sombras con una persiana mal ajustada.

Papel pintado y un centro de flores ajadas trataban de dar sensación de hogar, algo que un zapato fugitivo y una silla fuera de lugar echaban a perder.

―Hoy, no ha sido un buen día. ―se dijo.

El peinado de ella definitivamente parece arruinado. Y, ojo de puta, como él lo llamaba, por fin había logrado centrar la mirada.


No aguanta ver sus sangres mezcladas empapando el suelo. La boca le amarga.

Necesita un trago con urgencia.


En la calle, los indigentes rebuscan en la basura, los perros se persiguen el rabo y la gente pasea indiferente… la vida no se da por aludida.

Mientras se aleja, crece el ruido de sirenas, se sube el cuello de la gabardina y recoloca el sombrero. El humo de un cigarro protege al mito en su huida, oculta la tristeza, debe mantener a flote su imagen de detective duro.



Pd.: Relato presentado fuera de concurso en el blog: El tintero de oro, en la edición dedicada a la novela El Halcón Maltes de Dashiell Hammett.

lunes, 28 de marzo de 2022

jueves, 17 de marzo de 2022

Conflicto, nudo y desenlace

 

Fotografía de Russ Ward en Unsplash


Entro en el ascensor, dejando atrás una turba dispuesta a lincharme, sin embargo la angustia y el malestar van a más, me falta el aire, no puedo respirar. Todo es muy rápido y quedo tendido en el interior de la cabina.

Los personajes se han amotinado, ninguno ha querido ser el protagonista, he tenido que ser yo el muerto para poder acabar la historia.



Pd.: Microrelato presentado para el MIcrorreto: Un cadáver en el ascensor, del Blog El tintero de oro.


lunes, 21 de febrero de 2022

El tintero de oro

 

 

Este blog no tiene otra  misión que la de servir de lugar de encuentro en el que contar o leer historias, hoy quiero compartir el trabajo recopilatorio que a realizado David Rubio, en su blog El tintero de oro. La recopilación incluye 39 micros de otros tantos autores. Incluido uno mío, ya presentado en su día, en este blog.

Aquí se puede leer en móvil y otros dispositivos, sin necesidad de descarga.

El club de la Microficción nº 1: Fobias (yumpu.com)

Se puede descargar en PDF en:

Lektu - Descargar Ebook El club de la Microficción nº 1: ¡Fobias!


Aprovecho para dar las gracias y la enhorabuena por el trabajo realizado, a todos los que han participado con su esfuerzo y buen hacer en la presentación de este volumen.

miércoles, 16 de febrero de 2022

A tiempo la luz

Fotografía de Cottonbro en Pexels

 He llegado hasta aquí y a cada paso creo ser más pequeña o al menos así me siento, avanzo encerrada en una letanía de entrega.

―te daré mi vida… mi vida y mi amor―.

Al traspasar el umbral se me pone el vello de punta, debe ser el frío que se refugia tras estos gruesos muros o la emoción, sin embargo, no consigo conectar con todas esas hermosas sensaciones que se le suponen a un día como el de hoy. 

Otras muchas, antes que yo, pasaron por lo mismo y ahora parecen querer escapar de algún rincón del recuerdo. Las escenas se suceden en una función en la que cada una tiene su peso.  


«Sus rostros son mi reflejo, y en mi mano veo las suyas, la de la abuela a la que ni tan siquiera preguntaron, la de mi madre dócil y resignada,  mi hermana a la que el tiempo heló la sonrisa.»


El anillo de oro tiene un efecto magnético, sacude mis pensamientos devolviéndome al aquí y ahora. Todas las miradas confluyen en el dorado brillo. Yo en cambio, te busco a ti y encuentro a un desconocido.

Los segundos pasan y la atmósfera del templo vibra, se tensa. Las miradas mudan su destino y es en mí, en quien depositan su perplejidad. 

Las piernas me flaquean ante este despertar, la duda cuaja en convicción y hace que me asiente con firmeza sobre los tacones, un movimiento decidido basta y la cola del vestido pende de mi brazo. 

Sobre mi espalda desnuda resbala un murmullo de indignación, hay quien amaga con seguirme. Con cada paso la confianza crece, algo ha cambiado, soy la misma y a la vez distinta, en cierto modo creo que conmigo vienen todas. 

Tras la puerta del templo, la tarde encendida me recibe radiante.



Pd.: Historia presentada fuera de concurso para el blog El tintero de oro, en su 30ª edición, Desayuno en Tiffanny's de Truman Capote.


viernes, 14 de enero de 2022

Chao, Julio

Panoramix, no acierta con el remedio, se retira preocupado y en su caminar se ve reflejado el peso de los años.


Idefix, convertido en su sombra, apenas se mueve de su regazo. Él lo acaricia suave, de forma pausada, sin pensar; con la mirada perdida. 

¡Qué extraños son los caminos de la vida!  ni cuando entregó su corazón a Falbala, y recomponerlo le ocupó más de una luna, le había visto tan abatido.


Le rehago las trenzas descuidadas por la indiferencia, hasta en el apetito, todo en él es abandono. Me deja hacer sin decir nada, sin siquiera mirarme.


Levanto la mirada hacía la morada de Tutatis y lo pienso, dejo que la tristeza me invada. 

―César, asesinado ―están locos estos romanos―.

El cielo gris, hoy no caerá sobre nuestras cabezas, pero pronto traerá la lluvia. 




Pd.: Micro escrito para el reto propuesto por: El tintero de oro, en el mes de enero, es una Fanfiction, en este caso realizado sobre las historias de Astérix y Obelix, creadas por René Goscinny y Albert Uderzo.
 

lunes, 6 de diciembre de 2021

Sonríes

Fotografía de Tim Mossholder en Pexels

Sonríes. No hay nadie más que pueda verlo, pero estás sonriendo. Dudo, pero tengo la esperanza de formar parte de esa sonrisa, que tus sueños, de alguna manera me incluyan junto a ti.

El verano pasado está tan lejos. Las luces de los coches en la noche podrían ser estrellas fugaces de no ser por sus colores tan estridentes. Sigo en su recorrido las gotas de lluvia, resbalan por el cristal, se unen unas con otras para tomar velocidad y escapar en su camino hasta el suelo, quizá alcancen el mar.

Ese mar en el que no parabas de salpicarme, cada ola traía un nuevo mensaje en la botella. Te reíste de mí, cuando me devolvió medio ahogado y sin bañador, en un juego en el que las olas eran cómplices tuyas. Yo tosía escupiendo agua, tu rodabas por la arena fingiendo avergonzarte.


Suena un móvil al final del pasillo, alguien habla rompiendo la calma, no siente pudor, comparte a voces su conversación intrascendente. Cierro la puerta, escuchar vuestra respiración me devuelve a la tierra.


La niña, inquieta, se revuelve en su nido. Aún no he decidido a quién se parece. Desde la ventana las luces insisten en llamarme, el árbol de navidad del hospital se balancea con el viento, tu reflejo sereno en el cristal me confirma que sonríes y no me importa con qué sueñas, sé que en tu sueño, está la niña y estoy yo.


 

Fotografía de Dominika Roseclay en Pexels


Pd.: Historia presentada en: El tintero de oro, fuera de concurso.

sábado, 13 de noviembre de 2021

Exótico


Su risa turbada se ahogó con el cierre de las puertas automáticas, un reguero de gotitas de sangre salpicaba el suelo y me figuré que eran miguitas de pan dejadas para no perder el camino, para regresar a la cordura, para volver a casa.

Los sanitarios que le atendieron en urgencias no daban crédito a lo que veían, el desgarro en su nalga necesitó más de nueve puntos de sutura, mientras sus carcajadas histéricas dejaban perplejos al resto de pacientes que por un momento aparcaron sus propios padecimientos.


El psiquiatra de guardia, habló con él después de que le curasen, cree que de algún modo se autolesionó y quiere saber si en más ocasiones ha sufrido alucinaciones.

Me pregunta y sin levantar la mirada del suelo, mientras el sonrojo por mentir colorea mi rostro, le ha dicho que sí, qué últimamente se muestra un poco extraño y nervioso.


Pero lo cierto es qué, el cocodrilo hace un mes que sale por el retrete, va creciendo…



Y ayer olvidé darle de comer.




Pd.: Texto escrito para El tintero de oro y su propuesta sobre leyendas urbanas.


viernes, 29 de octubre de 2021

Un año de observación

 

Fotografía de Mourya Pranay

Hoy hace un año que llegamos y el lugar parecía prometedor, el viento arrastraba las hojas muertas y la quietud del bosque transmitía calma.

Era una madrugada clara, ―luz de plata ―le gusta decir a Nut.

En momentos así contemplamos la noche y el universo parece detenido.

Hoy hace un año que llegamos y nuestro tiempo en la tierra se ha acabado. No diré que lo siento, la falta de conexión con estos seres supuestamente racionales ha terminado por irritarme. Sus mentes escépticas no aceptan la revelación . Nos tratan con el mismo desdén que al resto de sus semejantes.

Nut ha llegado a preocuparme, se muestra callada y hermética tras cada sesión.

―¿La terapia no sé qué  toca en ella? ―pero borra el brillo de sus ojos y siento como, poco a poco, se marchita.

Paredes desesperadas nos retienen, recluidos y drogados en las instalaciones nos acompaña un grupo de almas en pena, son miradas perdidas, vacías la mayoría, miradas de odio; miradas de desamparo. 

Los encargados de mantener el orden, uniformados con sus batas blancas, son los más extraños. Hipócritas sonrientes esconden su propia angustia tras una máscara.

Está noche, envueltos en luz de plata, dejaremos atrás este planeta desquiciado…  no merece la salvación. Antes que su mala influencia se extienda. Nut me ha pedido que lo destruya.




Pd.: Está historia ha sido escrita y presentada fuera de concurso en El tintero de oro.


miércoles, 9 de junio de 2021

El dueño de los deseos

Fotografía de Aimee Vogelsang en Unsplash

 La fecha en que tomó conciencia de su poder,  no tiene la menor importancia. Pero el día lo recuerdo como si fuera hoy. 

Mamá nos consolaba, se preguntaba por qué llorábamos, no terminaba de comprender lo ocurrido.

No era una cuestión de compresión, ni de culpas, era cosa de intuir la fuerza que acababa de desatarse.


Mi hermano se levantó y sin siquiera desayunar, se puso a montar el puzle hasta bien avanzada la mañana, fue uno de los regalos que recibió en su cumpleaños y con calma, pieza a pieza, formó primero, la montaña y las nubes. Despacio, saboreando los pasos, tomaron forma el cielo y la tierra, la casita, ¿no sabe por qué? se resistía aunque eran pocas las fichas pendientes de colocar. 

Yo, mientras, rondaba inquieta por el salón, habría dado cualquier cosa por participar en la emoción de descubrir las imágenes ocultas, por disfrutar del tacto suave de las piezas.

―Déjame ayudarte, anda déjame ―le pedí.

Él, me consideraba el ser más pesado y pegajoso de la tierra.

Que no, que le dejara, ―¡Que no tocase!―.

Sin pararme a pensarlo di un manotazo. Desde la mesa, el puzle salió en un vuelo lleno de interrogantes. Planeo hasta el pasillo antes de tocar el suelo y destrozar la ilusión.

Fue el momento en que deseó que muriera.


Atónita, por lo que acababa de hacer. ¿No se que vi? Un desconocido. Todo su ser transformado. Espantada, recule hasta resbalar en un golpe seco y rotundo. La casa entera se estremeció, predecía la sorpresa.


Por lo que luego, él, contó, sintió detenerse el mundo y como la luz cambiaba a una transparencia irreal: «Era la mirada de Lauri, fija en el espasmo, la que suspendía la vida.»


Comprendí la angustia de los peces fuera del agua. La boca y los ojos muy abiertos, tendida en el suelo, el pecho encogido, incapaz de respirar. 

Inmersa en una burbuja, a mamá la escuchaba trastear en la cocina, ajena en la distancia.


Él, por entonces, ya sospechaba del poder de los deseos y había deseado lo peor. A pesar de ello, no podía creer lo que estaba sucediendo. Nervioso, tomó mis manos y me incorporó, me abrazó, besó y zarandeó; maldiciones y promesas se alternaron en su boca. 

De nuevo deseaba, y supe que era con todo su ser. ―No podía suceder nada―.


En el momento que una bocanada de aire, entrecortada como cuando tienes hipo, rompía las paredes de la celda en la que estaba recluida, llegó mamá alertada por el escándalo.

Lo demás fue rápido, sofocada bebía el aire y en un renacer yo misma me puse en pie .


No pudo reírse aunque quiso, mocos y lágrimas adornaban mi cara, según él, la más bonita que había visto en su vida.

Es cuando, mamá nos abrazó diciendo que no lloráramos, que no sucedía nada.


Sí, sí sucedió algo, como más tarde y en tantas ocasiones, en todo momento se cumplieron sus anhelos.

De la experiencia, dijo haber aprendido, quiso convencerme de que tendría cuidado, que algunos deseos daban miedo. 


Como críos que somos, a veces, olvidamos. Él, ya no recuerda las promesas.

Y esta vez no ha sentido lástima.



Pd.: Relato escrito para el concurso: Matilda, de Roald Dahl, en el Tintero de Oro.



martes, 11 de mayo de 2021

Vacuna obligatoria

Fotografía de Alexandr Podvalny

 Es una vacuna, solo un pinchacito. Repito como un triste mantra. Ya siento las manos pegajosas y un sudor frío me empapa la camiseta. Nadie alrededor nota nada, cada uno se ocupa de sus cosas. La sala es espaciosa y somos pocos los que esperamos.

Echo mano de toda mi fuerza de voluntad. Me obligo a avanzar, cada paso me acerca un poco. No sé lo que imagino, venas hinchadas, brazos taladrados, sangre; y otro paso que es un salto en mi pecho. Respiro hondo, profundo, preciso el aire, el oxígeno, sobreponerme, no es más que otro pinchazo. Vertiginosas visiones se agolpan, locas por escapar.

Cuando abro los ojos, estoy vacunado, y el desmayo no es más que una mala pasada de mis nervios.

Me han sentado y enfrente, la rutina continua. Mi piel gime, otro brazo desnudo, el acero hambriento y la oscuridad de nuevo a mi lado.



Pd.: Microrrelato escrito siguiendo la propuesta: Fobias de "EL TINTERO DE ORO" en este caso se basa en el miedo a las agujas e inyecciones, Aicmofobia, Belenofobia y tripanofobia. A cualquiera de estas fobias se puede aplicar el contenido del relato.