Fotografía de Maxim Landolfi en Pexels
Levanto la manta y bajo ella un rizo de pelo me mira con sus ojos de oro, parece interrogarme como si quisiera saber quien me ha dado permiso para quererla.
Se incorpora y se despereza con un bostezo, da una vuelta sobre sí misma y considera terminado el asunto. Esta de acuerdo, puedo quererla pero más tarde ahora no hay nada más urgente que soñar.
Tengo gatos y sé perfectamente de lo que hablas pues los míos hacen lo mismo.
ResponderEliminarSon los verdaderos dueños de la casa, yo solo habito en ella.
Saludos.
Tienen su territorio y su tiempo, a ti te toca esperar. ;)
ResponderEliminarSaludos.
Muy bonito!! Saben hacerse de su espacio.
ResponderEliminarMe alegro de leerte de nuevo.
Besicos muchos.
Ellos saben que son independientes, y nos lo demuestran :-)
ResponderEliminarUn abrazo
¿Habrá un miau hacia el intruso?
ResponderEliminarQué sorpresa me he llevado al ver que has vuelto Angel, te acabo de ver en el blog de Albada, y acá me vine a leerte. Ya llevavas tiempo sin escribir desde el 2023, me alegra mucho sigas por aquí.
ResponderEliminarUn abrazo.
Great blog
ResponderEliminar¡Hola! Ya se te estrañaba.
ResponderEliminarLos animales viven al margen de todo y sin embargo siempre se llevan la peor parte.
SAludos.
Hola Ángel, ¡qué alegría ver que has vuelto! Me ha encantado tu relato, los gatos me fascinan. Tu micro está lleno de frases hermosas y has puesto muy claro lo que al menos a mí, me gusta de los gatos, su aparente frialdad hacia nosotros, como si nos hicieran un favor, pero aún así nos prefieren. Por favor sigue escribiendo... Abrazo fuerte.
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