La luz regresa y yo permanezco en el desconcierto.
La película aún la tengo clara, la criatura atravesada por el rayo vivificante, sus ojos abriéndose…
Meter los dedos en el enchufe no es lo mismo, aparte del latigazo que me ha sacudido.
La muñeca mantiene la mirada vidriosa, no respira, ni hace nada.
Mamá, ha llegado zapatilla en mano. Ella sí que me va a devolver «a la vida».
Ahora me lo tomo con humor, amigo, sintiéndome identificado...
ResponderEliminarNítido microrrelato, como mi recuerdo. Abrazos y más abrazos.
Carlos, pasados los años lo recordamos hasta con nostalgia, pero tela la guerra que dábamos, yo al menos.
EliminarUn abrazo y buen domingo.
Jaja, que bueno. ¿Quien no ha metido los dedos en el enchufe de pequeño? Somos de la generación de "la zapatilla", Angel. Genial tu micro.
ResponderEliminarCastelo, aposta no recuerdo haberlos metido, pero mientras enchufaba y no, de pequeño, algún calambrazo me he llevado y zapatillazos... también.
EliminarUn saludo.
Muy buen relato, esas pequeñas trastadas, que hacían enfadar a mamá y coger la zapatilla, me encanta como lo has contado.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Dakota, muchas gracias, en ocasiones hay que tirar de recuerdos y vivencias para escribir.
EliminarUn abrazo.
Jajajaja que bueno!!
ResponderEliminarLas zapatillas de nuestras madres tenían vida propia.
Besicos muchos.
Nani, y sabían volar, anda que no tenias que estar listo y correr.
EliminarBesos.
La zapatilla resucita un muerto.
ResponderEliminarImpresiona la foto de Tesla en su laboratorio, sí bien es un montaje.
Un abrazo.
Alfred, el jarabe de palo antes curaba muchos males.
EliminarDe la foto, aparte de que es de Tesla, poco sé. El caso es que me recordó sobre todo a Metrópolis de Fritz Lang, aunque termine enfocándole hacía Frankenstein, que es más conocido.
Un abrazo.
Buena propuesta la Fritz.
EliminarFui a ver una exposición en el Cosmo Caixa sobre la vida y obra de Tesla y estaba un mural con esa foto.
Una pena no poder ver la exposición, la vida y todo lo que aportó Tesla a la ciencia la harían muy interesante.
EliminarAdemás, las madres tienen un acierto para dar hasta cuando no quieren.
ResponderEliminarMe ha encantado este texto. Divertido y todo un garrampazo.
Un beso
Mag, y si no habías hecho nada, para cuando lo hicieses.
EliminarBesos
Jolines, qué bueno. Pobre niña :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Un poco trasto, como tiene que ser.
EliminarMaripau, un abrazo y buen domingo.
Tierno relato, un abrazo.
ResponderEliminarAmapola, me alegra que te lo haya parecido.
EliminarUn abrazo.
Jajjaaa
ResponderEliminarEsa niña me cae bien...
Yo también experimentaba con parecidos resultados.
Saludos.
Es que éramos unos trastos, así pasaba que las alpargatas no paraban quietas y nosotros a correr.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Ay, Ángel! ¡Qué buen micro! Tiene su toque de humor pero también de fatalidad. Me encantó.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana, tanto rayo en la imagen me recordó un calambrazo que me lleve de niño, aunque en esa ocasión ni se fue la luz, ni apareció mi madre con la zapatilla.
EliminarUn beso.
Jajajaja las mamis si que saben como finiquitar ciertos temitas.
ResponderEliminarBesines utópicos.-
Irma, por lo menos antes eran muy expeditivas.
EliminarUn beso.
Hola Ángel , pues no te lo creerás pero a mí me pasó algo parecido con una cuchara de café , tenía yo 6 años cuando fui a la nevera a coger un yogurt , y esa maldita nevera por lo que se ve no tenía bien la toma de tierra o es que la cuchara estaba húmeda y medio un latigazo , que salió el yogurt y la cuchara por los aires , me pase media mañana llorando del susto.
ResponderEliminarMuy buen tu micro , besos de flor.
Hola Flor, yo también me lleve un buen calambrazo de pequeño y en cierta forma este micro es como un recuerdo.
EliminarBesos.
Si no terror, muchísimo respeto. Las zapatillas antes funcionaban demasiado bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hola, Ángel! Sin duda, en nuestra infancia de aquellos tiempos, una zapatilla oportuna nos quitaba las tonterías de la cabeza, ja, ja, ja... Estupendo micro en el que el niño ha aprendido la diferencia entre la realidad y la ficción. Un abrazo!
ResponderEliminarAprender no sé si aprenderá, pero a la zapatilla parece que la conoce.
EliminarUn saludo, David, que pases un buen finde.