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Fotografía de Antonio Poveda Montes en Unsplash |
El precio de una vida exuberante estos árboles lo pagan cada año con la bella caída de sus hojas. Tu vida de ostentación, también tiene un precio y ciertamente no hay belleza en las excusas.
Voy a tu encuentro decidido, los nervios del último momento los pierdo al comprobar el arma. Hace un día espléndido muy distinto de esos días grises que pintan las novelas.
Vives en un buen barrio. No te gusta madrugar y a pesar de lo avanzado de la mañana las calles se mantienen desiertas, mejor, así no habrá malos encuentros.
Hago el stop y giro sin prisa en la esquina, debes hallarte en la puerta de tu casa.
Cuatro o cinco personas y la que creo que es tu mujer rodean un coche fúnebre. Detengo la moto y observo. El conductor apoyado en el coche espera el momento de la carga, le pregunto y confirmo que hoy no trabajo, tu corazón ha tenido el buen gusto de pararse solo, ahorrándome la bala.
No está mal tener el día libre.