lunes, 19 de diciembre de 2011

EL TAMAÑO SÍ IMPORTA

El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso. Le conmino, me impongo, por fin lo consigo. Se mueve tras el derecho, uno, dos. Llego a la puerta; ahora quien no me obedece es la mano derecha. “Llama”, le digo, y nada. Al fin lo hace: toc, toc. “Adelante”, me contesta una voz áspera y chillona. Entro y me siento. “¿Y bien?”, me dice un caniche enano arrellanado tras la mesa del despacho. Ahora quien no me obedece es mi faringe. Me ha dejado mudo el tamaño del diamante que luce en su corbata. Consigo por fin ladrar una balbuceante petición de ascenso.

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