Era
un típico pueblo rural , donde los hombres caían al final de
la tarde al almacén de ramos generales a tomarse una copa y
charlar con los vecinos y conocidos. Era un ritual de aquellas
soledades propias de las pampas . Descansaban de sus fatigas
acodados contra el mostrador. Algunos estaban
soñolientos,aletargados, cuando apareció el músico y todos
miraron al recién llegado.
Al
rato uno de los parroquianos , en el momento que el hombre
comenzaba a liberar los cierres del estuche se le acercó y le
dijo con un mezcla de respeto y admiración:
-Toque
algo, mi amigo! -
-Vamos
a ver que sale … - respondió el músico con humildad.
Continuó
liberando los cerrajes y justo en el momento de tomar con
ambas manos el acordeón, salió huyendo a mas no poder un
ratoncito.
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