Fotografía de Alex Rainer en Unsplash |
Tomo el cigarro con cuidado, con miedo a perderlo. Le enciendo sujetando con fuerza el mechero y cuando apago la llama me asomo al abismo, este lo ha engullido todo.
Mí sensación de pertenencia a otra realidad es total. El temor al vacío se dispara. Tiemblo y mis manos tiemblan. Una gota de sangre pende de la yema de un dedo, está en un equilibrio precario y no quiero que caiga, ahí no, me angustia que suceda. Las lágrimas corren, noto su humedad. Aferrado a esa gota como si fuese la última del universo olvido como respirar.
La oscuridad es paz, desde este páramo de desconcierto observo como se abre una herida infinita. Silencio. El mundo parece detenido, pero hay luces que pasan fugaces.
Dimensiones lejanas tratan de abrirse paso, no comprendo nada.
Alguien gesticula frente a mí, le veo mover los labios y no alcanzo a saber qué dice.
―¿Qué quiere?―.
Para cuando consiguen liberarme del coche, reconozco agentes y bomberos. Un sanitario, con el rostro cubierto, no permite que me levante, me pide tranquilidad, insiste en que ya pasó, que todo va bien, y me sumerjo de nuevo en la oscuridad.
Tremendo, ese despertar tras un accidente, qué manera de quedar tatuado en los recuerdos, y se revive, además.
ResponderEliminarUn abrazo, y por ficción.
Albada, en una ocasión vi un Guardia civil dando palique a un conductor encerrado en su coche y mientras fumaba le corría la sangre por la cara. Creo que ese recuerdo es el origen de lo que he escrito.
EliminarUn abrazo.
Qué relato más impactante y más bien narrado Ángel. Nos has llevado contigo en el proceso. Magnifico.
ResponderEliminarBesos :D
Margarita, como siempre, gracias por tus amables palabras.
EliminarUn beso.
Me parece muy real.
ResponderEliminarY muy posible.
Es angustioso.
Saludos.
Toro, son tiempos angustiosos y me salen situaciones oscuras que trato de describir desde dentro.
EliminarUn saludo y gracias por comentar.
En cuestión de segundos… podemos ser presas de ese abismo que todo lo engulle sin piedad.
ResponderEliminarUn instante en el que pender de un frágil hilo, y que tú has narrado magníficamente.
Un placer leerte, Ángel.
Abrazos, y feliz día.
La vida es tenaz y somos más fuertes de lo que creemos. Pero resulta increíble lo fácil que se puede perder.
ResponderEliminarGinebra, a pesar de ser un relato sombrío, me alegro si te "dijo" algo.
Un abrazo.
¡¡¡¡Madre mía!!!!!!! me has llevado a recordar hacia el pasado, de un accidente de tráfico de un familiar, he sentido escalofrío por todo mi cuerpo, es maravilloso como lo has narrado, de verdad, te felicito por este relato, Ángel.
ResponderEliminarBesos enormes.
María, gracias por tus palabras y espero que lo de tu familiar quedara en anécdota.
EliminarUn beso.
Por desgracia, falleció.
EliminarUn abrazo.
Lo siento de verdad, espero al menos haber despertado con cariño su recuerdo.
EliminarUn abrazo.
que fuerte relato, pude transportarme a otro escenario.
ResponderEliminarsaludos
Bella, gracias por pasarte, y me alegro si conseguí entretenerte.
EliminarUn abrazo.
Espero que esto sea un ejercicio maravilloso de creación literaria y no un relato basado en hechos reales...
ResponderEliminarBesos con cinturón de seguridad
Es solo un ejercicio, con un puntito de realidad, como le he comentado a Albada.
EliminarUn beso con cinturón y mascarilla. Que royo.
Te felicito amigo Angel,
ResponderEliminarlo detallaste muy bien,
que tus palabras se viven.
Besitos dulces
Siby
Gracias, Siby.
EliminarUn beso.
Hola Angel, tremendo relato. Pintas la escena tan bien que uno se imagina todo, usas las palabras justas, nos metiste junto al hombre en ese auto y sentimos con él. ¡Saludos!
ResponderEliminarTigrilla, eso era lo que buscaba, y parece que lo conseguí. Una vez presentado, pienso que quizá le tendría que haber dado un destino o un origen al personaje.
ResponderEliminarGracias por pasarte, un abrazo.