Fotografía de Cottonbro en Pexels
Desde siempre he deseado morir en mi cama, sin darme cuenta. Bueno, quiero decir que llegado el momento me gustaría morir sin sufrir, y qué mejor lugar que la cama de uno, mientras duerme.
Algo había tenido que suceder, vislumbraba mi cuerpo quedo. Envuelto en una oscuridad densa, que no permitía observar detalle alguno. La percepción de las cosas había cambiado, no tenía frío, ni calor, no oía, sólo resonaban pensamientos huecos en mi cabeza. La conversación de un demente consigo mismo.
Ahí parecía no haber nadie y sin embargo creí estar acompañado. Desconcertado no dejaba de preguntarme ―¿si he muerto, por qué no descanso?―
La esperanza se quebraba y a la par creí recobrar los sentidos, el espacio se hacía presente y amplio, el vértigo me revolvía el estómago, otra sensación nueva, un momento antes no era consciente de ninguna parte de mi anatomía. Regresaba a la vida, todo giraba a una velocidad mareante, por fin la luz de forma dolorosa fue abriéndose paso, por entonces sabía que no estaba muerto, ni en mí cama.
El médico le echó la culpa al cocido que me había comido, y los treinta y tantos grados a la sombra que hacía aquel día.
Yo sin embargo, pienso que fue el hielo, traicionero, de las copas de pacharán que tomé después.
En cualquier caso he seguido sus consejos al detalle, tengo miedo, no quiero repetir la experiencia y a mi dieta habitual he añadido el aire acondicionado. Además hace un mes que duermo sentado en el sofá, la cama por si acaso ya no me atrae.
En cuanto al alcohol... sin hielo, por supuesto.
Coincidimos en el...sin hielo, por favor.
ResponderEliminarSaludos.
Alfred, ha algo hay que echarle la culpa y el hielo es malísimo...
EliminarUn saludo.
Ja ja ja ¡qué bueno! Me ha encantado Ángel, es una maravilla. Además, ¿sabes? Coincido contigo ja ja. Besos :D
ResponderEliminarMargarita, me alegra sacarte un sonrisa.
EliminarUn beso.
El hielo claro... jajajajaaa
ResponderEliminarEl cocido con ese calorazo y el alcohol no tiene nada que ver, jajjaaja
Muy bueno.
En verano hay que vigilar mucho lo que se come y se bebe... a la mínima te puedes llevar un disgusto.
Saludos.
Xavi, ha algo hay que echarle la culpa.
EliminarMe alegro si he conseguido entretenerte y sacarte una sonrisa.
Un saludo.
De acuerdo contigo. Sin hielo y el sofá por si acaso!!, jajajajaj
ResponderEliminarMe has recordado a un conocido, ¡Vaya si somos selectivos cuando nos interesa!!
Muy bueno, Ángel.
Besicos muchos.
Nani, cuando interesa se da la vuelta a lo que sea, ¿no ves los políticos?
EliminarUn beso.
un gran escrito corto y bueno
ResponderEliminarMucha, gracias por pasarte y comentar.
EliminarUn beso.
Un buen vino y dejémonos de brebajes de verano y experimentos con gaseosa. Al médico tampoco conviene ir mucho, que siempre te encuentra algo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario en mi blog.
Enlazo el tuyo para ir leyendo tus cosas de vez en cuando.
Saludos.
Cayetano, tienes toda la razón.
EliminarUn saludo.
¡Hola, Ángel! Un micro muy simpático y además con el que coincido en el fondo. No entiendo esa obsesión con morirse sano, siempre digo que cuando me venga algún tipo con 200 años y el cuerpo del Schwarzenegger en Conan diciéndome que ha llegado así sin comer cocido ni beber whisky prometo hacerle caso. Pero mientras tanto a disfrutar lo que se pueda que nadie sabe cuando se acaba por mucha vida sana que lleve. Un abrazo!
ResponderEliminar¡200 años! conmigo que no cuenten, prefiero vivir solo 199 y poder comer jamón y tomarme un vino.
EliminarDavid, gracias por pasarte y comentar.
Un saludo.
Hola Angel, qué agradable relato nos regalas, supongo que ese hielo debía tener algo porque el alcohol casi nunca tiene efectos "secundarios" jajaja. Respecto a lo de morir en la cama de uno, creo que es el sueño de casi todos. Muy bueno Angel, un gusto leerte...¡Saludos!
ResponderEliminarEl hielo es malísimo con cuatro copas que te tomes ya estas que no ves y claro no puede ser culpa del ron o del... nada, que tiene que ser el hielo. Jajaja
ResponderEliminarAna, gracias por pasarte.
Un saludo.
¡¡Menudo susto...¡¡
ResponderEliminarBesos.
Jajaja, Amapola, tampoco fue para tanto.
EliminarUn beso.
Mejor morir hartos, que la vida solo se vive una vez.
ResponderEliminarMuy buen relato, Ángel, un placer leerte.
Besos.
Gracias María, tienes toda la razón, puestos a que nos parta un rayo que nos coja hartos.
EliminarUn beso.
jajaja el hielo tiene toda la culpa, claro!!! mejor erradicarlo y dormir sentado por siempre
ResponderEliminar😂
Besos.
!Claro¡ a saber que le echan, jajaja.
ResponderEliminarUn beso.
Imaginativo, risueño y dulce.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, por lo de imaginativo y risueño, lo de dulce será por las tres torrijas que se comió de postre el figura. ¿Y cómo lo has sabido?
EliminarUn beso.
Hola Ángel. No hay nada peor que el hielo de las copas. Interesante relato, estoy totalmente de acuerdo con el mensaje, al cien por cien. Un saludo.
ResponderEliminar¡El hielo! malísimo, con lo digestivas que son las copas.
EliminarPedro, gracias por pasarte, un saludo.
Bueno... Mientras no hayas perdido el olfato,tranquilo
ResponderEliminarSaludoss
Lo que no ha perdido creo que es la sed.
ResponderEliminarUn saludo.