Panoramix, no acierta con el remedio, se retira preocupado y en su caminar se ve reflejado el peso de los años.
Idefix, convertido en su sombra, apenas se mueve de su regazo. Él lo acaricia suave, de forma pausada, sin pensar; con la mirada perdida.
¡Qué extraños son los caminos de la vida! ni cuando entregó su corazón a Falbala, y recomponerlo le ocupó más de una luna, le había visto tan abatido.
Le rehago las trenzas descuidadas por la indiferencia, hasta en el apetito, todo en él es abandono. Me deja hacer sin decir nada, sin siquiera mirarme.
Levanto la mirada hacía la morada de Tutatis y lo pienso, dejo que la tristeza me invada.
―César, asesinado ―están locos estos romanos―.
El cielo gris, hoy no caerá sobre nuestras cabezas, pero pronto traerá la lluvia.