jueves, 29 de octubre de 2020

Cambio de estación

En clase de yoga


Mi dueña se ha pasado todo el verano tomando el sol y de charla conmigo como si de dos buenas amigas se tratara.

Las tardes pasadas al fresco en el balcón han sido como una fiesta, desde él podíamos seguir todo lo que ocurría en la calle.

  Los caminantes atraídos por mi continuo parloteo, miraban hacia nosotras y si ella consideraba que el paseante merecía la pena continuaba la conversación. Hizo un montón de amigos. Alguno hubo que se quedó a cenar... hasta el amanecer.

Desde que entró el otoño, es distinto, más aburrido, ella no sale a tomar el sol y a mi me ha colocado en el salón, junto a la tele en la que no veo más que tertulias y con lo escuchado casi pierdo las plumas.

Me he dado cuenta de que el silencio no está mal, que es hermoso y apenas abro el pico.

Como no contesto a sus juegos está preocupada y el veterinario le ha dicho que puede ser estrés, y a mi lo que me estresa es que se haya acabado el verano y que en la tele hablen siempre los mismos, menos mal que el yoga me relaja. Fotografía de Michael Clarke en Unsplash.




8 comentarios:

  1. Muy buen relato Ángel. El otoño puede afectar a muchas personas, no sabía que también a las aves, pero me alegro que haga yoga, ja ja. Besos :D

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    1. Gracias por comentar Margarita, me alegro de que te haya gustado. Y si a las aves más, migraciones, reproducción...
      Un saludo.

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  2. Ser lorito, imagino, ha de ser muy estresante cuando llega el invierno. La jaula junto al tele, hay para volver loco al más pintado :-)

    Un abrazo

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    1. La tele y no poder salir de casa parece una mala combinación.
      Gracias por comentar. Un saludo.

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  3. Escuchando tertulias!!!

    Eso es tortura!!!

    Saludos.

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  4. Bonito relato! entiendo perfecto al lorito, eso de escuchar tv no es de dios. Alguna vez tuve un loro y lo tenía tan libre como podía serlo dentro de una casa pequeña cuando vivía en la playa. Le tenía su rama para que se posara y el salía y entraba de su jaula hacia su rama. Un día un gato me lo mató. Son animales increíbles, super inteligentes. El lorito de tu cuento me parece que lo es también. Saludos!

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  5. Una lastima Tigrilla, lo de tu loro, se les toma mucho cariño y luego se les echa mucho de menos. Por eso, yo no tengo mascotas. Prefiero ver los animales en libertad.
    Gracias por tus palabras. Un saludo.

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