Fotografía de Alexander Grigorian en Pexels |
Tienen la mirada perdida en un horizonte próximo y a la vez lejano, hostil; por más vueltas que le doy no lo entiendo.
―¿Cómo se puede ser tan insensato o gilipollas? ―dejarse arrastrar, con niños, hasta una frontera desconocida, a pelarse de frío, entre basura y barro.
Enfrente hombres uniformados. Hombres con sus propios miedos, que sueñan con no tener que intervenir. Que sueñan con que esperar sea suficiente y los problemas se solucionen por sí solos.
Las noticias se repiten, vuelven a hablar del tiempo, el anticiclón y la falta de lluvia.
La imagen se ha ido, la pantalla ha quedado a oscuras y mi derrota toma la consistencia de algo sólido, el silencio dura un instante. Acaban de cortar la luz.
Los ladridos, del perro de la vecina, se mezclan con las voces de los funcionarios del juzgado, llaman con la autoridad que dan los papeles, no se molestan en aporrear una puerta que tendrán que forzar si quieren traspasarla.
He terminado con todo, no queda ron, ni vino. Apuro la cerveza caliente, el rincón que forma el sillón con la pared hace las veces de canasta, arrugo la lata y encesto.
El suelo es un campo de batalla, un cementerio donde los muertos son botellas y viejas latas vacías de cerveza; un cementerio que solo cruzaré cuando me saquen a la fuerza.
Fotografía de Camilo Jimenez en Unsplash |
Muy duro, y muy bueno. No estamos en una frontera, pero la pobreza ya nos rodea como ejército voraz. E impasible.
ResponderEliminarUn abrazo
Albada, algunos emprenden aventuras con mal termino, en cuanto a la pobreza es otro tipo de frontera, piensa en todos los que habiendo vivido siempre en la "clase media" ven como se acercan a la insolvencia.
EliminarUn beso.
Hay demasiados muros, demasiadas fronteras. La mayoría son invisibles pero están ahí: separando, limitando, degradando al que las sufre, impidiendo el paso o la felicidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Cayetano, tienes razón la mayoría de los muros son invisibles, y cuando quedas fuera del sistema, la felicidad queda vedada.
EliminarUn saludo.
¿No estaremos cercándonos todos, unos a otros, siendo pasto una vez más, como siempre, de ese ingrediente típicamente humano llamado miedo?
ResponderEliminarFackel, miedo sin duda, unos a perder algo y otros miedo a quedar fuera del progreso. Con todos los que somos en el planeta y con la injusticia campando a sus anchas, como siempre, las masas se mueven y ponen sitio a los focos de riqueza o paz.
EliminarUn saludo.
Los últimos instantes del derrumbe personal.
ResponderEliminarUn abrazo.
No dejo de imaginar, ¿Qué pasara por la cabeza del que lo pierde todo? por desgracia es algo que cada vez ocurre con más frecuencia y más cerca de nosotros de lo que quisiéramos.
EliminarUn abrazo.
Y el "primer mundo" mira todo eso mientras bebe y engulle comida sin parar.
ResponderEliminarAcabará mal.
No puede acabar de otra forma.
Saludos.
El primer mundo ya está empezando a pagar y como siempre los de más abajo son los primeros en empezar a pagar, la clase media cada vez es menos media, se ha vendido tanto la imagen de prosperidad de occidente que es lógico que todo el mundo quiera su parte.
EliminarUn abrazo.
El Mundo que nos toca vivir. Y mirar cómo otros viven o buscan vivir desesperados, creyendo que en la Realidad se puede pasar página con solo la Voluntad. (La nuestra) Sin tomar noción que hay voluntades opuestas, gentes que no se relacionan con extranjeros. Gente que aún no aprendió a dar ni un vaso de agua !!
ResponderEliminarBeatriz, el mundo imagino que siempre a estado revuelto, pero me da la sensación de que estamos en una época de transición; el egoísmo y la avaricia, para muchas personas son virtud, mientras la pobreza se va extendiendo por el mundo.
EliminarUn abrazo.
Hola Ángel , tendrá suerte si no entran pegando tiros , ya que como pinta la cosa
ResponderEliminarno es de extrañar , ya que la cosa se esta poniendo feo , muy buen relato , me alegro de volver a pasar por aquí y leerte , estado un tiempo desconectada pero espero volver a ponerme al día , saludos de flor.
Flor, pues no me gusta ser tan pesimista, pero no veo un futuro prometedor, nos han mentido en demasiadas cosas y cada vez son más las personas que se ven expulsadas del sistema.
ResponderEliminarUn saludo, estas en tu casa.
¡Jopeee Ángel, me has dejado sin palabras! Mi aplauso, es genial el relato.Felicidades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Nani, guapa, me alegro si lo sientes así. Siempre dudo con estas historias tan oscuras, pero es lo que me sale cuando no escribo para retos y convocatorias como las del Tintero de oro.
EliminarUn beso.
Como siempre maravilloso Ángel, eso sí, me ha dado miedo, tal vez porque no lo descarto como un futuro. Me has dejado pensando... Besos :D
ResponderEliminarEs mejor no pensarlo, aunque por desgracia la vida da muchos vaivenes. De alguna forma me fastidia escribir relatos tan sombríos, de hecho duelen y luego no acostumbro a releerlos. Pero me salen así y creo que son un tanto distintos a lo que leemos en otros blogs.
ResponderEliminarUn beso.
Muy bueno Ángel! Duro, certero. Golpea como una bofetada. La realidad que deben enfrentar muchas personas. Nos hace sentir escalofríos porque todos estamos a merced de las circunstancias, por una enfermedad, por un conflicto, por mala suerte, etc. Un abrazo!
ResponderEliminarTienes toda la razón, aunque es mejor no pensar en ello, estamos expuestos a cualquiera de esas circunstancia y ver como tu vida se derrumba.
EliminarAna, muchas gracias, un abrazo.
Muito obrigado.
ResponderEliminar¡Hola, Ángel! Magnífico relato que nos muestra dos realidades, a cual más cruda. Por un lado, el drama de quien huye hacia ninguna parte, el que deja su casa en busca de una tierra prometida solo por quienes mueven los hilos. Por el otro, ese drama más cercano para quienes vivimos en el primer mundo, donde pensamos que la pobreza es algo lejano y ajeno, algo que desde luego demuestras que no. Muy bien concebida la estructura del relato. Un abrazo!
ResponderEliminarDavid, gracias por comentar, en cuanto a la crudeza de la realidad, lo que tengo claro es que muchas veces no nos damos cuenta de las situaciones que se viven muy cerca de nosotros. Lo de las migraciones es tema aparte, con toda la gente que somos y lo bien que se reparte la riqueza, ¿ Qué nos faltara por ver?
EliminarUn abrazo.
Ángel, toda una caída a los infiernos y por otro lado , denuncia social. Me gusta mucho cómo lo has fusionado todo. Funciona de maravilla. Felicidades. Un abrazo.
ResponderEliminarPedro, me alegra que al menos te haya entretenido.
EliminarUn abrazo.
Y lo llamaron la sociedad del bienestar.
ResponderEliminarLa sociedad del bienestar lleva años siendo desmantelada.
EliminarUn saludo.
Muy buen relato, de rabiosa actualidad. Siempre quedará cerveza caliente...o ni eso.
ResponderEliminarCastelo, lo que no debe acabarse es el ánimo, si vienen las cosas mal, ya escampara.
EliminarUn saludo.
Muy triste.
ResponderEliminarBesos.
Amapola, ya sabes que la tristeza y la felicidad, va por barrios.
EliminarUn beso.
Por aquí la cerveza enfría rápido, así que siempre nos quedará la utopía.
ResponderEliminarAbracines utópicos.-
Irma, date prisa hace falta una buena utopía ya mismo. En León mejor un Prieto picudo.
EliminarUn abrazo.
Buen relato de algo que pasa muy a menudo. Sientes la pena d el protagonista. Te mando un beso.
ResponderEliminarEnamorada de las letras
feed
J.P. esa era la intención.
EliminarUn beso.
tanto tiempo que bien todo saludos
ResponderEliminarQue tengas un buen día.
EliminarUn saludo.