martes, 4 de enero de 2011

¿Alguien se animaría a continuarlo o darme ideas de como seguirlo?





Después de largo tiempo sin visitar Asturias, se decidió por fin a alquilar aquel hotelito próximo al Cabo Peñas, famoso por sus impresionantes acantilados y por el faro anejo a una casa, cuyas dependencias habían sido reconvertidas en un museo.
Llegó sólo, sin más compañía que su perro Lucky, como Lucki strickes, la marca de cigarrillos que fumaba cuando hacía tan sólo un año estaba enganchado a la nicotina.
En el pequeño hotel no admitían animales, pero como el dueño le conocía desde pequeño y conocía a sus padres, aceptó un generoso plus por dejarle permanecer con Lucky en una época invernal en que escaseaban los turistas.
Eran múltiples los motivos que le habían traído a un lugar como aquel entre ellos, que su infancia había transcurrido allí, que aunque ya no le quedaban familia, ni arraigos, aún estaba encadenado a los recuerdos pues allí era donde había conocido a su mujer, con la que se casó y emigró hacia Madrid y que había muerto apenas hacía un año- el tiempo que Luky vivía en su compañía- presa de una enfermedad incapacitante que primero, la había baldado de las dos piernas, luego la había privado de la vista y el habla y finalmente había afectado su cerebro causando un daño sistemático a todos los restantes órganos.
Corián sintió en su rostro la fría brisa matinal y se refugió bajo el cuello de su gabardina.
Allí de pie, contempló las enormes olas que se estrellaban contra los acantilados y las gaviotas que volaban enloquecidas en busca de comida. Cuando era pequeño, sus padres decían que cuando las gaviotas estaban tan alteradas era porque iba a hacer mal tiempo.
Lucky, bajo su espeso pelaje anaranjado parecía no sentir el frío y contemplaba feliz un basto territorio lleno de rocas escarpadas y misteriosos tesoros aún por descubrir.
Coríán sonrío y le acarició el lomo.
Juntos, eludieron el terreno seguro y se adentraron en las rocas que se precipitaban en un enorme abismo que daba el mar.
Corián buscaba algo, algo que durante mucho tiempo había visto cuando era niño y que entonces, su mente infantil no había podido descifrar en que consistía ni lo que era.
Ahora, sólo sabía que lo que sentía hacia “aquello” , era una mezcla de curiosidad y oscuro pavor.

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