lunes, 1 de junio de 2020

Anhelo




En su 72 aniversario pidió un deseo: quería ser madre. A los nueve meses tuvieron que extirparle la vesícula y los médicos se la dieron en un frasco. Ella en su casa le puso el nombre de Esther y le acomodó una habitación. Diariamente la acunaba, le hacía mimos y le contaba cuentos, pero no crecía.  Se dirigió al pediatra para consultarlo y de allí la llevaron  ante un psiquiatra. A la pregunta decisiva para ser internada confesó que era consciente de la farsa, todo había sido fruto de sus ansias por tener una hija  y la dejaron marchar. Ya en su casa, dirigiéndose al apéndice  dijo: “Te pido perdón, siempre supe que eras niño,  a partir de ahora te llamaré Antonio y te vestiré de azul.



Texto y Fotografía de Manuela Fernández Cacao. 

6 comentarios:

  1. No sé como no se dio cuenta antes, pobre Antonio.
    Muy Bueno. Manuela.

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  2. Me ha impresionado Manuela, por cómo lo cuentas, por cómo la anciana se da cuerda a sí misma.

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  3. Bravo Manuela , sorprende como siempre.

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  4. Me gusta. Bienvenida a esta cocina. Abrazos

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  5. Gracias a todos, me alegra que os guste.

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