Fotografía de Hulki Okan Tabak en Unsplash |
Me ha reconocido, sus ojos quedan fijos sobre mí, no hay más reacción y poco más puedo esperar. Debería alegrarme, decirle algo y sin embargo no digo nada, concentro mi atención en el sordo borboteo de la máquina que le suministra oxígeno.
Los cardenales de las manos destacan como una luz de advertencia, la vía asoma bajo el esparadrapo en una de ellas. Puedo ver esas manos acariciar la madera apartando el serrín. Sonríe a un niño que puedo ser yo y que buscaba su presencia en cada detalle. Boxeamos en broma, sus golpes siempre acaban en unas cosquillas que el niño que era no puede resistir. Sus manos entonces tenían la fuerza del mundo entero, al menos eso creí durante años.
Ahora es él, quien titubeante busca mi mano para que se la tome y la aprieto con todo el cuidado del que me creo capaz. Duele verlo, el pecho se me encoje y aún así, sonrío.
Dos generaciones unidas por un vínculo, el que ofrecen las manos en los momentos significativos de la existencia: cuando apenas se estrena y cuando se está a punto de abandonar.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, Cayetano, pues creo que si, que las manos encierran algo indefinible y humano capaz de unirnos muy íntimamente.
EliminarUn abrazo.
Cuando se desmoronan, el alma se nos encoge, pero a pesar de ello siempre sonreímos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfred, que remedio no es plan de añadir más dolor ó al menos eso pienso yo, aunque es muy difícil.
EliminarUn abrazo.
Me he emocionado. Conozco esas sensaciones. Incluso una situación posterior, que describí una vez. Te lo enlazo con confianza:
ResponderEliminarhttps://laantorchadekraus.blogspot.com/2006/12/el-viaje.html
https://laantorchadekraus.blogspot.com/2006/12/salud-y-sueo.html
https://laantorchadekraus.blogspot.com/2006/12/el-rbol-vive.html
Disculpa que me haya atravesado con mis recuerdos.
Fackel, ¡por favor!
EliminarNo hay nada que disculpar, es más, si hay algo que no me agrada de los Blogs y todo este mundo es lo rápido que todos estos escritos caen en el olvido.
Ya he leído las historias de los enlaces, ojalá revivan y sean disfrutadas por más personas, como yo las he disfrutado.
Un abrazo y salud.
Bellísimo y emotivo. Delicadeza y sensibilidad en cada línea…
ResponderEliminarNo deja indiferente, sobre todo, porque son sensaciones que muchos conocemos…
Un placer leerte, Ángel.
Abrazo grande, y feliz finde.
Ginebra, muchas gracias por pasarte y por tus palabras que aprecio de verdad.
EliminarUn abrazo y buen finde.
Mari Carmen, somos seres sociales, nos necesitamos unos a otros y en ciertos momentos más que nunca.
ResponderEliminarUn abrazo y que tengas un buen finde.
Me enterneció el relato.
ResponderEliminarUn abrazo grande para ti.
Amapola, son situaciones que abren el corazón.
EliminarUn abrazo.
Qué pena.
ResponderEliminarA veces pienso que no tiene mucho sentido alargar y alargar la vida cuando todo es imposibilidades y sufrimientos
Saludos.
Hola, Xavi, eso pienso yo, en cualquier caso, todo lo que afecta a los mayores en cuanto a convalecencias y enfermedades es un asunto delicado y doloroso.
EliminarBuen domingo tengamos, un saludo.
Hola Ángel, un relato que estremece y encoge el corazón. Ver a alguien que significa mucho para uno en un estado de vejez avanzado o herido por alguna enfermedad degenerativa es terrible. Hay que hacer de tripas corazón y ser muy fuerte. No sé si sea algo que estás viviendo o fruto de tu imaginación. Te mando un abrazote.
ResponderEliminarHola Ana, las alegrías y las penas van un poco por temporadas, ahora toca estar preocupado por mi padre, espero que vengan días para sonreír. Intentare no publicar historias tan tristes. Haber si soy capaz.
EliminarUn abrazote para ti también, que pases una buena tarde.
Siento mucho que te esté tocando ahora vivir esto con tu papá. Lo bonito de escribir es que nos ayuda a sacar todo lo que traemos dentro, así que no te preocupes si te salen cosas tristes. Igual te leemos y disfrutamos de tus letras. Espero pronto todo mejore. Un abrazo cariñoso Ángel.
EliminarEs parte de la Vida. Aquel padre que era un titán en nuestra niñez, el Tiempo le ha ido royendo primero su fortaleza anímica y luego la vitalidad que parecía inagotable. Lo importante es que como hijos estemos a su lado. Si es posible, hasta el último suspiro. Y con el TIEMPO, como en el relato bíblico de ELIAS Y ELISEO, el que se queda en este Mundo, mediante el manto, cobra la fortaleza de su dueño anterior. Cordiales saludos.
ResponderEliminarBeatriz, gracias por tus palabras y tienes razón lo importante es estar a su lado, aunque en estos tiempos sea difícil.
ResponderEliminarUn abrazo.
Caray, tan triste.
ResponderEliminarAlexander, la verdad que si, sin querer la tristeza se está volviendo muy amiga mía.
EliminarUn saludo y que tengas un buen día.
Conmocionan tus letras Ángel. Es como la vida misma. Fuimos niños en un pasado, y dentro de unos años volveremos a ser frágiles, indefensos, necesitaremos de nuevo apoyarnos en los demás.
ResponderEliminarMe ha encantado como lo has retratado. Pero no debemos sentirnos mal por ello. Es la vida. Son etapas. Es la vejez. El dolor. La muerte al final. Hemos de aceptarlo. Y no huir de cada etapa.
Un placer disfrutar de tus letras.
Besos enormes.
María, gracias por tus palabras, tienes toda la razón, las etapas se van sucediendo y no existirían los momentos dichosos si no los hubiese amargos.
EliminarBesos.
Joder, Angel . Me has tocado la fibra, además, tan temprano. Me ha parecido rotundo el texto porque aunque es muy breve , tiene una capacidad de transmitir de la hostia. Calidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, Pedro, la verdad que historias como estás no tienen un momento adecuado para leerse. Gracias por el comentario.
EliminarUn abrazo.
Que hermoso. Triste y hermoso, pues es la vida misma, que sigue su curso. Trasmite mucho tu texto, Angel.
ResponderEliminarCastelo, tienes toda la razón, es un trago amargo al que todos no vemos abocados.
EliminarUn abrazo.