lunes, 11 de octubre de 2010

Alcione




-¡Novorisik arde¡ ¡Mi familia me necesita!. ¡No me quedaré ni un solo segundo en esta nave!. ¡No lo haré ni por la Confederación Mundial!. ¡Ni por la Madre Rusia!. ¡Ni por nada!.
Así gritaba Aleksei Tsignok, nuestro capitan, casi, como un energúmeno.
Disculpen si aún no me he presentado: Mi nombre es ALCIONE y como pueden observar soy un prototipo de guerra.
Perdonen si me emociono al revivir la escena. Ya sé que soy Medio Humana y que en mi fabricación eludieron todo tipo de sentimientos. Así que emoción es la palabra más exacta que he encontrado para definir lo que yo vi y la respuesta que en mi se produjo. Creo que en ese momento, actúe según las normas, me interpuse en su camino y fría e insensible como solo puede ser una máquina le dije:
-¡No le dejaré acceder a la lanzadera!. Un capitán no abandona su nave. ¡Si lo hace morirá con el resto!. Ya conoce las normas:
-La lanzadera sólo puede utilizarse en caso de emergencia y situación de riesgo.
En caso de amotinamiento, se procederá a la eliminación de todos los tripulantes y la nave se autodestruirá. Por mi parte, sólo me queda decirle que dispone de ocho minutos para alcanzar el puesto de control, si quiere seguir con vida.
-¡A la mierda las órdenes!.- Escupió el valeroso capitán con los ojos encendidos de llanto.
No era la primera vez que veía llorar a un ser humano, de hecho, había participado en cientos de guerras y no había sentido nada, excepto el vacío que se siente al apretar el gatillo. Rostros de gentes a las que nunca conocí y que para mí sólo eran nombres en una lista. Aveces, ni tan siquiera eso. Pero esta vez, al ver las lágrimas del capitán, sentí curiosidad, y me arrodillé a su lado para contemplarlas maravillada.
-¡No vas a dejarme salir!.- Me empujó como un animal acorralado.-¡Sólo eres una maldita máquina asesina exclava de las normas!. Pero olvidas que yo soy un ser humano. ¡No te lo pondré fácil Alcione!. ¡No te daré el gusto!.
-¡Afirmativo!.- Respondí muy segura de las instrucciones que debía dar.- Tengo que rescindir su contrato con la Confederación así como el de todos sus compañeros. Y a propósito: ¿Qué puede ser gusto?. Mi memoria me indica que se trata de placer, sentidos con los que se percibe y distingue el sabor de las cosas. Conozco el significado de la palabra pero, no puedo asociarlo a una imagen concreta. Si soy una máquina: ¿Cómo puedo saber qué es eso de gusto?.
-Eres el prototipo perfecto.- Me miró con lástima.- Jamás podrás experimentar el amor, ni los sentimientos. ¿Es que no te lo han dicho?. Fuiste diseñada para otro tipo de cosas. Los sentimientos no figuraban en los cálculos de quienes te crearon.
Esbozó una sonrisa y me dirigió un guiño malicioso. Entonces, hizo algo que yo no pude prever. Accionó la puerta y ejecutó un salto de ángel en el vacío.
Creo, que Aleksei Tsiganok no tenía el mismo rango de prioridad que su Confederación y que prefería morir antes que abandonar a su familia. Así, que me dispuse a ejecutar las órdenes. Y ahora, Señor Magistrado- crucé los brazos- apelo a su clemencia.

El Magistrado carraspeó. Levantó la vista del libro que estaba ojeando y adoptó una expresión adusta y severa:
-Alcione.- Dijo.- Un nombre que corresponde a una estrella. ¡Pero evitemos dispersarnos!. ¡Sí!. En realidad tengo muchas preguntas: ¿No es cierto que usted es un prototipo diseñado para cumplir estrictamente las normas de la Confederación?.
-Sí, es cierto.- Admití.- Mi creador: Moses Levi, jefe del departamento de Bio Ingeniería me diseñó para ello. Participé activamente en el Conflicto del Índico, el Golpe de estado en Mombasa y la Guerra de los Quasar.
-¡Bien, Alcione!.- Aplaudió como una morsa.- Pero no se debaten ahora sus excelentes informes. Lo único que de veras importa es que usted, tenía la misión de cumplir todas las normas de la Confederación y, las incumplió todas: Aniquilamiento de los herejes, destrucción de la nave estanco y un largo etcétera.....¿Quiere que siga?.
-Se equivoca, señor Magistrado.- Le corregí.- No es cierto que incumpliese todas las normas. Maté a toda la tripulación, es cierto. Bueno, a casi toda. Es cierto que soy un prototipo bélico pero en mi sistema se han producido modificaciones. Traigo las coordenadas del Nuevo Paraiso. Hace tiempo que pretendo expresarme sobre este detalle.
-¡Pero usted no cumplió las normas!.- Volvió a la carga.- Es una máquina programada para la guerra no, para salvar a los civiles.
-¡Malditos sean!.- Grité.-¿Cómo pueden quedarse ahí debatiendo el incumplimiento de una norma?. ¡Ah, normas y más normas!.¡Todas sus vidas están regidas por las estúpidas normas!. ¡Me gustaría hacer una inmensa pira con ellas!.
El juez, se colocó las gafas que pendían de su nariz, golpeó la mesa con su mazo e interrumpió la conversación muy encolerizado.
-Prototipo Alcione. Si no guarda la debida compostura ante este tribunal, me obligará a condenarle por desacato y determinaré su envío sin escuchar su alegato a la Prisión Estatal de Néxpera. ¡Y ahora, continue, Señor Magistrado!.
-¡Bien!.- Exclamó pletórico.- Voy a pedirle una prueba determinante, Alcione. Quiero que se dirija a este Jurado y explique con detalle en que consistía el Proyecto Omega.
Volví la vista al palco. El jurado, se componía de ciudadanos, todos ellos enfermos de cancer de piel como la gran mayoría de la población mundial a aquellas alturas. Pensé con terror que si no lograba convencerles, el juez me enviaría a Néxpera, “el Infierno de los Robots”. Así solían llamar a un lugar donde se reciclaba todo. Al cabo de unos años, mis carceleros desconectarían todos los terminales que me unían al mundo. Eso, significaba la muerte, aunque para mí no tuviese un significado específico.
Escuché mi voz ajena a través del modulador.
-¡Señores del Jurado!. No sé si lo saben pero nuestro Sol se muere. Ha llegado a su recta final y es necesario evacuar a la población. El Sol es el causante de los desastres climáticos que nos afectan y de los cánceres de piel que imperan entre la población. Hoy toda la Tierra sufre los efectos de la invernada. ¿Qué queda del Sol de los Antiguos?. Yo se lo diré: ¡Nada!. Estallará en mil pedazos y dispersará su tremenda energía desintegrando en pedazos su precioso planeta y su lugar quedará ocupado por un inmenso agujero negro.
El Proyecto Omega, empezó como una búsqueda de agua en otros lugares del universo. Pero encontramos algo más...
-¡Especulaciones!.- Esgrimió agitando ante mi cara unos papeles que parecían decir lo contrario.
Trate de matener la calma y volví a dirigirme al jurado:
-Mi misión, consistía en tripular la nave cuando ellos estaban en las capsulas de sueño. Todo hubiese seguido el trazado previsto, pero el capitán....
El Letrado puso cara de incredulidad y hastio mientras pasaba las hojas de un libro con la yema gastada y deforme de su dedo índice. Pareció despertar al percibir que todos estaban pendientes del chasquido de las hojas. Otra vez se arrellanó en su silla y adoptó una postura inquisidora.
-¡Pero, por favor, Alcione!.- Sonrió con cinismo.-¡No se entretenga!. ¡Continúe con su prolífico discurso!.
Le ignoré o trate de hacerlo y mis párpados de metal se cerraron para visualizar la masacre:
-Cambiaría todo si pudiera.- Aludí con voz fatigada.- Ahora que conozco la fragilidad de la vida. Pero en aquel momento, cumplía ordenes. Caminé laser en mano al puesto de control, desactivé las luces y puse mis infrarrojos a funcionar. Hugo de Guzmán, “el español” fue el primero que cayó fulminado, introducía datos en un terminal y me miró sorprendido. Luego vino Pierre Tremant, mucho más inteligente que los otros. Pierre buscó refugio en las cápsulas de sueño pero de nada le sirvió. ¡Todos murieron! .¡Todos excepto Moses y Ronda!.
-¿Y como pudieron?- Preguntó el magistrado.
-Ellos pudieron salvarse ocultos en las cámaras frigoríficas.- Continué- Al abrir la puerta, lanzaron un puñado de hielo en mis ojos y al despertar podía tomar decisiones independientes del Gran Ordenador gracias a la Nano Tecnología que se me había implantado.
Si me permiten.- Mostré una Holografía.- El planeta que hallamos se encuentra en la Galaxia NI098. Lo llamamos Yesterday en honor a una canción de los Beatles. No podrán localizar sus coordenadas en el Mapa Estelar pues está oculto por una nube de polvo. Sólo yo conozco su verdadera ubilicación. ¡Fijense en su orografía y en sus oceanos!. No existe en él ninguna especie capaz de evolucionar hasta crear una civilización pues, es sabido que la mano hace la evolución y que en Yesterday sólo hay peces y pájaros.
Apagué la imagen con el dedil y sostuve la mirada del Juez y el magistrado:
-Estoy dispuesta a escuchar el veredicto.- Terminé tajante.- Sea el que sea.
Un ser deforme, calvo y arrugado, surcado el rostro por horrendas quemaduras, se aproximó al estrado y depositó sobre él un papel en blanco.
El Juez, se colocó su irrisoria peluca empolvada y fingió leer lo que no había escrito en aquel papel.
-Con referencia al primer cargo que se le imputa: Desacato a la Confederación el Veredicto es Inocente pues no es responsable de sus actos. Siguiendo con el segundo, transgresión de las normas de fabricación el veredicto es...
Y aquí se produjo el silencio. Luego, las palabras cayeron como losas:
-¡Culpable!. ¡Culpable de verter sucia información sobre un planeta que no existe!. ¡Culpable de emular a la raza humana e intervenir en un proyecto que jamás fue autorizado. Aunque....Este tribunal pretende ser clemente y por eso, será conducida a la Prisión Estatal de Néxpera donde le será extirpada la Tecnología causante de sus acciones.
La voz del juez pretendía ser suave ahora cuando dijo:
-¡No se preocupe, Alcione!..- Volveremos a reconstruirla de un modo que nos resulte más provechoso e intentaremos darle una apariencia muy similar a la que tiene ahora.
Yo sabía que el Juez mentía. Había oído hablar de lo que ocurría en Nexpera y tenía la convición de que allí todos los robots acabábamos en un cuarto oscuro, dispuestos a ser utilizados como piezas de repuesto con las que fabricar automóviles o placas base de ordenadores.
El Juez dio un golpe de martillo, dio el caso por cerrado y ordenó su archivo de inmediato.
Me dejé conducir esposada hacia el furgón por dos guardias y tres autómatas Serie B, perdida mi esperanza, pensando que en cualquier momento, el sol estallaría en sus propias narices.
Siempre había admirado a los humanos porque a diferencia de nosotros, las máquinas podían tener sentimientos. Lo había visto en los ojos de Moses, en los de Ronda y también en la triste mirada de nuestro amado capitán Tsiganok. Lo había visto en los millones de ojos de mis víctimas durante todas las guerras y ya no quería continuar viendo nada más.
¡Que ingenua había sido al creer que podía participar un poco de su gloria!. ¡Y cuan inutil había sido el proceso de humanizarme!.
Me deshice de los grilletes y acabé con ellos. ¡Sí, lo hice!. ¿Qué otra cosa puede hacer quien ha perdido su última esperanza?
Sé que soy una máquina y que nunca podré tener lágrimas. ¡Me hubiera gustado tanto!.
Pero por mucho que lo intente mis ojos son secos y acerados.
La Tierra es un desierto helado y yo estoy cegada por la blancura de la nieve.
Estaré esperando a que regresen para matarme y contemplaré el estallido del Sol.
Y no podré hacer nada si no llorar por la humanidad perdida

© 2001 Rosa Estrada Díaz

1 comentario:

  1. Me gustó mucho tu relato de ciencia ficción. Tienes una gran imaginación y me encanta la forma en que pusiste a tu humanoide Alcione a interactuar con el magistrado. Termina uno queriéndola.Cordial abrazo, Kapizán

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