jueves, 14 de octubre de 2010

Las cartas y los paraguas.

Todos los años hacemos en el pueblo un gran campeonato de mus. De premio un cordero. Ese año quería que se enterara todo el mundo. Deseaba ver caras nuevas sentadas en la mesa del bar de Cipriano. Retos que superar ordago a ordago. Puse carteles, lo anuncie por internet, por la emisora de radio aficionado y hasta se lo dije a mi suegra Tomasa, que al ser una cotilla recalcitrante, sabía que era el mejor modo de difusión. Eso sí, le pedí por favor que no se lo dijera a nadie.
Cuando llegaron los marcianos dispuestos a participar. Con sus antenas verdes... Ilusionados por el cordero. Entendí que me había pasado con el marketing. No nos atrevíamos a negarles la partida, pero estabamos asustados. Además las bases no contemplaban el caso.
Lo cierto es que lo ganaban todo. Tenían la boca como un pajar, envidaban de farol, juraban palabrotas raras y de vez en cuando se equivocaban de idioma, usando el francés. Les encantaba el orujo de hierbas.
En la final, los cuatro cara a cara. Fermín y yo contra ellos. El campeonato sería interestelar. Llegaron sus colegas, igual de verdes y empezaron a hacer ruidos desagradables con sus labios grandotes. En el planeta rojo es un modo de animar. Lo malo fue cuando nos dimos cuenta de que hacían trampa. Algo en sus antenas iba demasiado bien. Sabían gracias a ellas las cartas que teníamos, pero no teníamos narices a decir nada.
Fermín de los nervios bebió mas de la cuenta y en una mano trampera, no pudo más:
- Aquí se monta la guerra de los mundos. - Sacó la navaja que tenía para cortar el chorizo.
- ¡Joder! Frena Fermín que estos nos invaden.
Cuando sacarón la pistola de rayos verdes y volatilizaron la botella de coñac. Nos acojonamos. Fermín iba a guardar la navaja. Pero entonces entro mi suegra con el paraguas y se lío a paraguazos con ellos. Salieron con viento fresco. Se metieron en sus naves y no regresaron jamás. Venció la especie dominante. Eso sí, en la huida robaron , por arte de magia, todos los corderos del pueblo.
¡Esto clama revancha! La señora Tomasa esta hablando con la nasa, prepara paraguas para una invasión. Yo he puesto carteles para retarles a una nueva partida, amistosa, eso sí, con las antenas vendadas. A ver si de ese modo evitamos la guerra planetaria.

7 comentarios:

  1. me pareció un cuento divertidisimo y original

    Rosa

    ResponderEliminar
  2. Estos son cuentos con el Fermín y el Cipriano ! Y la Tomasa dando paragüazos a los cuatro rumbos! En el próximo campeonato me anoto, pero prefierode premio que sea un buen jamón. Que quede claro.

    ResponderEliminar
  3. Rosa Gracias por tu comentario.
    Beatriz, para la próxima un jamón y una pieza de cecina.

    ResponderEliminar
  4. Estupendo y gracioso relato de extraterrestres. Me agradó mucho. Felicitaciones.

    ResponderEliminar
  5. Relato muy divertido. Otra manera de hacaer ciencia ficción.

    ResponderEliminar