viernes, 22 de octubre de 2010

YOLY Y SU CAFÉ.





YOLY Y SU CAFÉ.







Tomo un café y me ponen de tapa un montón de cacahuetes con cascara, de esos que hay que romper primero con los dientes y juntarlos o en la mano o en la boca para que al masticarlos te sepan a gloria bendita y, he tenido un recuerdo: un café, qué ya no existe, las risas de los que siempre íbamos a las once de la mañana en el descanso del trabajo, de mis amigas y “ella” contando un chiste, que siempre, relacionaba , con morbo, la longitud de sus pendientes y el grado de satisfacción del revolcón la noche anterior y, al llegar a casa, he buscado este cuadro que pinté pensando en ella.




En ese rato de la mañana se juntaban personajes peculiares, un señor con pinta de sacerdote, que no se quitaba el sombrero, nos miraba con desprecio, no le hacían gracia ni nuestras risas ni los cacahuetes y los comía muy deprisa y con ansia, yo siempre pensaba, ¡qué lástima, no le caiga uno en la boca de esos que amargan!, solo para ver su cara…; una señora muy alta con tipo de modelo pero sin estilo pasarela; un paisano, que yo creo, le tiraba los tejos a “ella”, la chica de la barra, pero con unos dientes espantosos y en silencio me imaginaba cosas muy desagradables; y mil risas que generaban sus chistes y su comentarios.




El bar se cerró, porque le tocó pelear contra el cáncer, pero las mujeres poderosas pueden con todo y ya está de vuelta, me lo contaron el otro día.




Con esos ojos y ese humor se puede uno comer el mundo.







Charo Acera.




2 comentarios:

  1. Felicitaciones Charo.En muy pocas palabras cuentas un relato evocador de tiempos placenteros y concluyes con una hermosa frase sobre el poder del humor como arma poderosa para ganar la lucha contra la muerte.
    saludos,
    Kapizán

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  2. Gracias, siempre son alentadoras tus palabras y gratificantes, como un regalo de domingo. Muchas gracias. Un abrazo Charo Acera.

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