Encuentro.
Se cruzaron sus ojos y los míos.
El corazón se me encogió de la impresión.
Una mirada triste, una mirada muerta y, el recuerdo.
En un momento, me devolvió la belleza de su aspecto, limpio, saludable, joven, radiante, oliendo a naranjos y a hierba recién cortada, sus colores favoritos tierras, verdes y morados, todo aéreo flotante transformando el espacio que ocupábamos y…
Su delgadez, el color azul de su piel transparente pegada a los huesos, la bóveda de sus ojos sin color, ocupando gran parte de la cara, el pelo recogido, los hombros caídos sin energía, el gris, la falta de aire, el lento vocalizar, su agonía, el destrozo de su alo mágico roto en mil pedazos oscuros.
Toda ella, a primera vista, salida de una película de enfermos psiquiátricos deambulando por los pasillos de un hospital siniestro.
Su frio contagioso traspasó mi ropa cuando con los brazos grandes de mi cuerpo agigantado por el contraste la abracé y entre susurros me dijo hacia dentro:”tengo un hijo y me lo han quitado”.
Charo Acera.
Bienvenida, Charo a este filandón y muchas gracias por este relato perfecto
ResponderEliminarSaludos
Hola Charo, me ha gustado mucho la descripcion y sobre todo me ha impresionado el giro que ha dado la historia, un giro imprevisible.
ResponderEliminarRosa
Enhorabuena Charo. Magnífico manejo del relato con final inesperado. Me agradó mucho su lectura.
ResponderEliminar